En el Sahel, donde viven 300 millones de personas, el mercado de las armas de fuego es un mercado de compradores. La insurgencia y el bandidaje están muy extendidos en la región, debido sobre todo a las tensiones intercomunitarias endémicas, los enfrentamientos entre agricultores y pastores, la propagación del extremismo religioso violento y la competencia por recursos escasos como el agua y las tierras cultivables, en un contexto de perturbaciones climáticas extremas.
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En las regiones malienses de Gao, Tombuctú y Menaka, los compradores pueden obtener fusiles de asalto AK por 750 dólares y cartuchos por 70 céntimos de euro cada uno. Desde pistolas de fabricación local hasta ametralladoras francesas y turcas de contrabando, una vertiginosa variedad de armas ilegales llena los puestos de los mercados de la región, un cinturón de 6.000 kilómetros de ancho que atraviesa África central.
Los grupos no estatales luchan entre sí por la supremacía, empujando a los Estados a los márgenes y causando una miseria indecible a millones de personas que han tenido que huir de sus comunidades en busca de seguridad», declaró Giovanie Biha, jefe de la Oficina de las Naciones Unidas para África Occidental y el Sahel (UNOWAS), durante la presentación del Informe del Secretario General sobre la región al Consejo de Seguridad de la ONU.
El informe hace un seguimiento de los casos para comprender mejor el fenómeno y sus causas. Cuando las autoridades nigerianas preguntaron a un sospechoso cómo se había gastado su grupo los 100.000 dólares de rescate pagados para liberar a las colegialas que habían secuestrado, respondió «compramos más armas», dice el informe.
El efecto cascada se ha extendido por toda la región durante la última década, desestabilizando naciones y extendiendo una marea de armas traficadas a pueblos, ciudades y aldeas. Desde Nigeria, Boko Haram ha extendido su zona de control a Camerún, Chad y Níger.
Pero el apoyo político y operativo de los socios sigue siendo esencial para estabilizar la región, afirmó Martha Ama Akyaa Pobee, Secretaria General Adjunta de la ONU para África.
Se necesitan desesperadamente avances decisivos en la lucha contra el terrorismo, el extremismo violento y la delincuencia organizada en el Sahel», afirmó. Sin avances significativos, será cada vez más difícil invertir la trayectoria de la seguridad en el Sahel y la continua expansión de la inseguridad en los países costeros de África Occidental».
La violencia crónica ha matado a miles de personas y desplazado a más de dos millones de sahelianos hasta diciembre de 2022.
En este contexto, la amenaza del terrorismo es omnipresente, según la Dirección Ejecutiva de la Lucha contra el Terrorismo del Consejo de Seguridad de la ONU.
La cuenca del lago Chad y el Sahel central se han convertido en epicentros e incubadoras del terrorismo y el extremismo violento, han advertido las autoridades, han provocado el desplazamiento de tres millones de personas y la huida de un número cada vez mayor de otras.
Aumento del tráfico de inmigrantes
Amenazas externas como la crisis de Sudán están creando un «efecto bola de nieve» en la región, declaró a UN Info Mar Dieye, Coordinadora Especial del Secretario General de la ONU para el Sahel.
El último informe de la ONUDD identificó otros factores, así como soluciones respaldadas por entrevistas con migrantes y los delincuentes que los trafican. Éstas revelaron cómo la delincuencia transfronteriza tiene lugar en ciudades de todo el Sahel.
Muchos entrevistados afirmaron que el contrabando era más barato y rápido que la migración regular. En Malí, donde el ingreso medio mensual es de 74 dólares, un pasaporte cuesta casi 100 dólares.
En Níger, un informante clave dijo que las autoridades pueden tardar de tres a cuatro meses en tramitar los documentos oficiales. Pero con nosotros, si quieres, te llevamos a cualquier parte», dijo el informante.
Si se necesita un pasaporte, «lo tendré en 24 horas», dijo un contrabandista de Malí en el informe.
Según la ONU, al menos 30.000 migrantes están varados en las fronteras de África Occidental.
El informe subraya que la corrupción es tanto una motivación para recurrir a los traficantes como un instrumento clave de la delincuencia.
Según la ONUDD, los traficantes de migrantes pueden ganar unos 1.400 dólares al mes, 20 veces la renta media en Burkina Faso.
Los «contrabandistas con suerte» pueden llegar a ganar entre 15.000 y 20.000 dólares al mes, según declaró un contrabandista de Níger.
Para aprovechar estos logros, la ONUDD ha recomendado a los Estados que tomen medidas para combatir el tráfico ilícito de migrantes, atajar sus causas profundas, luchar contra la corrupción y crear oportunidades de empleo a nivel local. La agencia también sugirió que las políticas contra el contrabando incluyan enfoques de desarrollo y derechos humanos.
»No detener este incendio que comenzó en Sudán y luego se extendió a Chad y otras regiones podría ser una catástrofe internacional que desencadenaría muchos más migrantes», afirmó Dieye, que también dirige la Estrategia Integrada de las Naciones Unidas para el Sahel (UNISS).