La combinación de inteligencia artificial, realidad aumentada, IoT y blockchain ofrecen oportunidades de optimizar muchos de los sistemas de información de una ciudad que han de ayudarnos a mejorar sus infraestructuras y servicios a sus residentes
La implementación de nuevas tecnologías para transformar una ciudad en una Smart City implica la incorporación de sistemas avanzados que permitan mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y aumentar la eficiencia de los servicios públicos. De hecho, uno de los aspectos clave de una Smart City es la provisión de información ciudadana actualizada y precisa, lo que contribuye a una mayor transparencia y participación en la toma de decisiones sobre qué hacer en una ciudad y cómo llevarlo a cabo.
Sabemos por la experiencia de proyectos piloto en muchas ciudades del mundo que la gestión de servicios públicos de una ciudad con tecnologías enmarcadas dentro del paradigma de la industria 4.0 puede mejorar significativamente la eficiencia de estos, desde sistemas de transporte público que pueden ser optimizados y gestionados con tecnologías como el análisis de datos y la inteligencia artificial hasta la gestión de residuos o el suministro eléctrico. En este primer aspecto, los datos de funcionamiento de los sistemas de transporte pueden ser utilizados para mejorar la planificación de rutas, la gestión del tráfico y el seguimiento de la demanda. Además, la implementación de sensores y tecnologías de pago sin contacto en los vehículos suele mejorar la eficiencia y la comodidad del transporte público.
En general, cualquier servicio público que implique la recopilación y el análisis de datos puede beneficiarse de la aplicación de tecnologías como la IA, IoT, la realidad aumentada, etc. La gestión de estos servicios públicos con estas nuevas tecnologías no solo mejora su eficiencia, sino que también reduce los costos y la huella de carbono de la ciudad. Con el incremento de la consciencia medioambiental de una gran parte de la población y los requerimientos de las administraciones a las empresas para reducir su impacto en el medioambiente, el apoyo de avances tecnológicos es ineludible.
¿Qué tecnologías están a la cabeza de la lista de herramientas para ello?
En primer lugar, la inteligencia artificial (IA), que puede ser utilizada para procesar grandes cantidades de datos y proporcionar información precisa y actualizada a los ciudadanos. La IA que se desarrolle, desde adaptaciones de productos ya existentes como ChatGPT o la decena de competidoras que han surgido recientemente, puede ser entrenada para analizar datos de diversas fuentes, como sensores en tiempo real que miden las condiciones de la urbe, redes sociales de información de los ayuntamientos y servicios públicos, boletines de noticias y bases de datos gubernamentales, etc., y proporcionar información relevante y útil a los ciudadanos en función de sus necesidades específicas.
Como ya es habitual, sistemas actuales de información que se apoyen en IA pueden proporcionar información sobre el estado del tráfico, la calidad del aire, la disponibilidad de aparcamiento y la ubicación de eventos y actividades culturales, entre otros. Todo ello prácticamente en tiempo real y adaptado a cada usuario de la urbe. En una aplicación paralela, la videovigilancia inteligente y la detección de sonido pueden ser utilizadas para mejorar la seguridad pública, como se ha probado en algunas ciudades de Estados Unidos donde se puede detectar el ruido de disparos y dar aviso automático a los servicios de seguridad de la ciudad para que acudan al lugar de posible problema.
Otra tecnología que puede mejorar el servicio de información ciudadana es la realidad aumentada (RA). La RA permite superponer información digital en el mundo real a través de dispositivos móviles y gafas inteligentes, lo que puede proporcionar a los ciudadanos información en tiempo real y enriquecer su experiencia en la ciudad, especialmente para fomentar el turismo, tanto local como extranjero, dando información en varios idiomas. Así, la RA puede proporcionar información sobre los edificios históricos, los restaurantes y los servicios públicos cercanos a través de una aplicación móvil y puede ser de mucha ayuda a la hora de facilitar el desplazamiento por la urbe y el desarrollo de la vida cultural y ociosa de sus residentes.
En lado menos “visible” para el ciudadano, el uso de redes IoT también puede ser utilizado para mejorar el servicio de información ciudadana en una Smart City. El IoT implica la conexión de objetos físicos a Internet, lo que permite recopilar datos en tiempo real sobre el entorno urbano y proporcionar información útil a las personas que los requieran. Por ejemplo, los sensores IoT pueden medir la calidad del aire y proporcionar alertas en tiempo real sobre la contaminación, barrio a barrio, lo que permite a los servicios municipales establecer alertas por alta contaminación que es más que frecuente en muchas ciudades del planeta en determinados momentos del año.
Otra aplicación del IoT y un servicio ya muy basado en esta tecnología es la gestión de residuos, que ha sido mejorada con la implementación de sensores inteligentes en los contenedores de basura en los últimos años, lo que permite una recolección más eficiente y reduce la cantidad de residuos que terminan en vertederos. Con tecnología de identificación de residuos puede clasificar los que son reciclables y no reciclables, lo que ayuda a la ciudad a alcanzar sus objetivos de sostenibilidad, o, al menos, a reducir todo lo que termina en los incineradores sin poder ser reciclado de nuevo. Tambien la implementación de sensores inteligentes y la monitorización en tiempo real de los consumos de energía en edificios y áreas públicas, permite una mejor gestión de la energía y la identificación de oportunidades de ahorro.
Por último, tambien en el lado de la infraestructura tecnológica que da soporte a los servicios urbanos, la tecnología blockchain es una potencial herramienta para mejorar la transparencia y la seguridad en el servicio de información ciudadana. Las redes blockchain proporcionan un registro inmutable y descentralizado de las transacciones y los datos, lo que garantiza la transparencia y la confianza en el intercambio de información ciudadana. En este caso, la red blockchain puede ser utilizada para proporcionar información segura sobre los resultados de las elecciones, los gastos públicos o las decisiones gubernamentales importantes. Yendo más allá, la tecnología blockchain puede ser usada, en combinación con las anteriores, en aplicaciones como la telemedicina y la monitorización remota de pacientes puede mejorar la accesibilidad y la calidad de los servicios de salud, guardando los datos médicos de forma totalmente segura.
En conclusión, la implementación de estas tecnologías requiere una planificación cuidadosa y una colaboración estrecha entre el gobierno local y las empresas de tecnología, pero el resultado puede ser una ciudad más inteligente, más eficiente y conectada.