Minusma, G5 Sahel, Barkhane: demasiadas tropas, pocos resultados

Minusma, G5 Sahel, Barkhane: demasiadas tropas, pocos resultados

La sexta edición del Foro Internacional de Dakar sobre Paz y Seguridad se inauguró el 18 de noviembre en un contexto de seguridad más que difícil para el Sahel. Malí y Burkina Faso, en particular, han sufrido en los últimos meses un recrudecimiento de los atentados terroristas, dirigidos contra las fuerzas de defensa y de seguridad

Ouestafnews

El foro de Dakar, que se celebra bajo el lema «Paz y seguridad en África: los retos actuales del multilateralismo», responde a las críticas de observadores que piden la ampliación del G5 Sahel y una mayor eficacia y cooperación frente a la amenaza «terrorista» en el Sahel.

Creado el 14 de febrero de 2014 en Nuakchot, el G5 Sahel reúne a Malí, Mauritania, Burkina Faso, Níger y Chad. Uno de sus objetivos es «garantizar las condiciones para el desarrollo y la seguridad en los países miembros». El G5 Sahel ha creado una fuerza conjunta que tiene dificultades para ser plenamente operativa debido a la falta de recursos financieros.

«La lucha contra el terrorismo en el Sahel es un imperativo de solidaridad y de seguridad colectiva», declaró el Presidente senegalés Macky Sall en la inauguración del foro de Dakar. A excepción de su homólogo mauritano Mouhamed Ould Ghazouani, invitado de honor de la reunión, ninguno de los otros cuatro jefes de Estado del G5 Sahel realizó el viaje.

Para el jefe de Estado senegalés, ha llegado el momento de poner en común los medios y mejorar la coordinación, dado que «las amenazas trascienden las fronteras». Las fuerzas de defensa y seguridad presentes en la subregión incluyen los 5.000 hombres del G5 Sahel, los 4.500 elementos de la fuerza Barkhane y los 14.000 hombres de la Minusma, además de los ejércitos nacionales.

La ONU reprendida, Barkhane perdonada

Para los jefes de Estado mauritano y senegalés, la presencia de la Minusma y de la ONU debe traducirse en un «mandato sólido». Para el Presidente Sall, será un paso importante hacia una solución definitiva de la crisis de seguridad en el Sahel.

Para el Presidente Ghazouani, que va más lejos que su homólogo senegalés, «la ONU debe reformar no sólo la composición de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, sino también su política de mantenimiento de la paz, que no está a la altura de los desafíos actuales».

Esta idea también fue defendida por los presidentes Idriss Déby, de Chad, y Mahamadou Issoufou, de Níger, durante el programa «Le Débat africain» de Radio France Internationale, el 13 de noviembre de 2019. Los dos presidentes han criticado un bloqueo a nivel del Consejo de Seguridad que impide reforzar el mandato de las fuerzas que luchan contra el avance «yihadista» en el Sahel, en particular en Malí.

Mientras se criticaban las carencias actuales de la Minusma y del G5 Sahel, los jefes de Estado senegalés y mauritano no escatimaron menciones a la fuerza francesa Barkhane en la cumbre, inaugurada por el primer ministro francés Edouard Philippe.

«La estrategia francesa para el Sahel pretende que los Estados socios adquieran la capacidad de garantizar su propia seguridad de forma autónoma», subraya la página web del Ministerio francés de Defensa. Creada hace cinco años, la fuerza Barkhane, dotada con 700 millones de euros, es el componente militar de la estrategia francesa para el Sahel.

Aunque está desplegada en los cinco países del G5 del Sahel, donde lleva a cabo operaciones conjuntas con los ejércitos nacionales, su eficacia aún está por demostrar, habida cuenta del fuerte aumento de los atentados terroristas. Para algunos observadores, Barkhane se aferra a su objetivo inicial de contener las actividades de los terroristas en el Sahel para evitar que lleguen a las puertas de Europa.

En Malí, una manifestación popular atrajo a miles de personas que salieron a expresar su descontento con las fuerzas extranjeras presentes en Malí, en particular Barkhane. Algunos de los manifestantes se concentraron ante la embajada de Francia en Bamako.

Ataques mortales

Lanzado en 2014, el Foro Internacional de Dakar sobre la Paz y la Seguridad en África pretende ser una «cita ineludible», según sus organizadores, pero hay que decir que este encuentro anual pierde cada vez más su aura.

A diferencia de las dos primeras ediciones, cada vez son menos los jefes de Estado que responden a la invitación. Y eso que la región está más que amenazada por grupos armados que extienden su radio de acción a Mali, Níger y Burkina, e incluso intentan establecerse en países costeros, según los analistas.

Solo en noviembre de 2019, decenas de personas han sido asesinadas en estos países. El 1 de noviembre, un ataque contra una base militar cerca de la frontera con Níger reivindicado por el Estado Islámico mató a 53 miembros del ejército maliense.

El 6 de noviembre, una emboscada cerca de la mina de oro de Boungou, en Burkina Faso, mató a una treintena de personas. Tanto en Malí como en Burkina Faso, se trata de los mayores atentados desde que el Sahel cayó bajo el control de los grupos terroristas.

Ante esta violencia, que está lejos de remitir, parece haber pocas soluciones viables a la vista. La presencia de múltiples tropas no ha logrado contener el avance de los grupos armados. El dispositivo comunitario de defensa conocido como G5 Sahel, así como la presencia de la Misión de la ONU y de la fuerza francesa Barkhane que atraviesa el Sahel, parecen ineficaces ante el avance terrorista.