El quinto Presidente de Chad se enfrenta a la compleja herencia y los imperativos del cambio

El Presidente Mahamat Deby se enfrenta a la compleja pero necesaria tarea de lograr la reconciliación nacional, promover el diálogo intercomunitario y reforzar la cohesión social.

El Hassane Hzaine
Morocco World News

Tras tres años de presidencia de transición, Mahamat Idriss Déby Itno, elegido en las elecciones presidenciales del 6 de mayo, juró oficialmente su cargo el 24 de mayo en Yamena, en presencia de numerosos dignatarios nacionales e internacionales.

Chad es un país fundamental en la geopolítica del Sahel, con una población de más de 17 millones de habitantes, rodeado de zonas de conflicto en Libia, Sudán, la República Centroafricana y la región del lago Chad. El país se enfrenta a problemas socioeconómicos, tensiones internas y relaciones interétnicas, además del impacto del cambio climático (desecación del lago Chad).

La reciente oleada de golpes de Estado en los Estados sahelianos, así como el estallido de una guerra civil en Sudán en abril de 2023, han convertido a Chad en una isla de estabilidad en el vasto Sahel, y en uno de los pocos aliados fiables para las potencias occidentales. Chad también se enorgullece de ser el primer país de la región en experimentar transiciones políticas.

Desde la muerte de su primer presidente François Ngarta Tombalbaye en 1975, Chad ha sido testigo del primer traspaso de poder pacífico, pero este logro tendrá que consolidarse dotando al país de instituciones fuertes y de un ejército profesional independiente y multiconfesional leal a la República de Chad y a sus instituciones (como la República de Senegal).

Mahamat Deby ha dado muestras de apertura democrática, iniciando negociaciones con la oposición y la sociedad civil, y permitiendo que varios activistas disidentes de larga trayectoria, como Abel Maina, Makaila Nguebla, Tahirou Hissein Dagga y Habib Ben, regresen al país tras años de exilio. El presidente también inició un diálogo nacional que desembocó en una nueva constitución.

Las recientes elecciones presidenciales del 6 de mayo son de suma importancia internacional por sus implicaciones para la estabilidad política y la seguridad regional en el Sahel y África Occidental y Central. Mahamat Deby, hijo del fallecido Presidente Idriss Deby, ganó las elecciones con el 61% de los votos, concluyendo así una transición de tres años hacia un gobierno civil tras el golpe militar de 2021. El resultado de estas elecciones no sólo determina el futuro de Chad, sino que también tiene consecuencias críticas para la estabilidad y la dinámica geopolítica de toda la región del Sahel.

Influencia diplomática regional de la República del Chad

En el corazón de la región africana del Sahel, la política exterior de Chad, bajo el liderazgo del Presidente Idriss Deby Itno, atrajo una importante atención regional e internacional. Deby, que gobernó el país durante más de tres décadas hasta su muerte en 2021, supo gestionar con habilidad la estabilidad interna, la seguridad regional y las alianzas internacionales.

El difunto presidente domesticó a varios países vecinos gracias a su ingenio y habilidad; durante su mandato, Chad registró varios éxitos en el plano diplomático, en particular la lucha contra el terrorismo y el posicionamiento en varias organizaciones regionales e internacionales. Cabe destacar que dos diplomáticos chadianos presiden los destinos de la Unión Africana y de la Organización de Cooperación Islámica, así como antiguos Secretarios Generales de la Comunidad de Países de África Central CEMAC, la Presidencia del Banco Central de África Central, acoge la sede de la CENCAD desde 2020, papel en el grupo C4 Algodón en la OMC, obtención de un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad en 2014-2015).

El nexo entre seguridad interior y seguridad exterior

Al igual que su padre, la política exterior de Mahamat Deby se centra en la seguridad, tratando de garantizar que los movimientos rebeldes chadianos no puedan utilizar los países vecinos como bases de retaguardia (Sudán, Libia, República Centroafricana).

Para ello, ha estrechado lazos con el presidente Faustin-Archange Touadera en la República Centroafricana y con el mariscal Khalifa Haftar en Libia, además de abandonar la política de neutralidad frente a los protagonistas de Sudán apoyando a las «Fuerzas de Intervención Rápida» de Hamdan Dagalo alias Hemedti. Estos vínculos más estrechos han permitido a Chad llevar a cabo operaciones militares contra los rebeldes en la República Centroafricana y el sur de Libia.

Por ello, ha seguido situando a Chad como pivote en la lucha contra el terrorismo en el Sahel. De hecho, el ejército chadiano ha participado activamente en operaciones contra grupos militantes como Boko Haram y Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), lo que le ha granjeado la reputación de aliado clave en los esfuerzos multinacionales contra el terrorismo. La participación del país en la Fuerza Multinacional Conjunta fundada el 21 de marzo de 1994 para combatir la delincuencia organizada en la región del lago Chad y en el G5 Sahel son ejemplos elocuentes del importante papel desempeñado por Chad en los esfuerzos de seguridad regional.

Con su estrategia de «diplomacia militar», el difunto Presidente Idriss Déby consolidó la influencia de Chad en los asuntos regionales, convirtiéndolo en un actor fundamental en los conflictos de África Central y el Sahel. La reputación de Chad como principal fuente de soldados y oficiales cualificados para misiones de paz y coaliciones ad hoc contra el terrorismo acentuó aún más su importancia.

Alianzas estratégicas con potencias occidentales

Chad ha mantenido estrechos vínculos con las potencias occidentales, entre ellas Francia y Estados Unidos, aprovechando estas relaciones para reforzar sus capacidades militares y mejorar la seguridad interna, aunque no por ello su desarrollo económico. La presencia militar francesa en Chad, en el marco de la operación Barkhane, y el apoyo de Estados Unidos y la UE a través de ayuda militar y formación, proporcionaron un apoyo crucial al régimen y contribuyeron a la legitimidad internacional del país.

Mahamat Déby ha iniciado un nuevo juego diplomático, al tiempo que se posiciona en el campo occidental y preserva su relación con Francia, ha iniciado nuevas alianzas en materia de seguridad y economía con Emiratos Árabes Unidos, Hungría, Turquía, China, que ha condonado parte de la deuda, y más recientemente, Rusia, aunque los contornos de este último acuerdo siguen sin estar claros. Aprovechó su viaje a Moscú en enero de 2024, calificado de «acto histórico de soberanía e independencia», no sólo para enviar una señal a Occidente, sino también para tranquilizar a la opinión pública nacional (aumento del sentimiento antioccidental).

También se dice que sembró deliberadamente la duda sobre si mantendría los acuerdos de seguridad con Occidente. En este sentido, su jefe de Estado Mayor pidió a Estados Unidos el 4 de abril de 2024 que cesara sus actividades en suelo chadiano por razones técnicas (falta de documentos justificativos).

El Reino de Marruecos y la V República chadiana: ¿qué perspectivas?

Las relaciones entre el Reino de Marruecos y el Chad son seculares; los dos países mantienen lazos de fraternidad y cooperación que siguen reforzándose y extendiéndose a diversos ámbitos, de acuerdo con las Altas Directivas de los dos Jefes de Estado.

En mayo de 2023, S.M. el Rey Mohammed VI envió un mensaje de felicitación a Mahamat Idriss Déby Itno con motivo de su elección y envió al presidente de la Cámara de Representantes (segunda personalidad del protocolo del Reino) para representarle en la ceremonia de investidura que tuvo lugar el 24 de mayo en N’djamena.

Cabe señalar que Chad retiró su reconocimiento de la llamada «RASD» en marzo de 2006, y en 2022 abrió un consulado general en Dajla, en el Sáhara marroquí, marcando así su compromiso con Marruecos.

Ambos países han concluido numerosos acuerdos en ámbitos como la educación, la sanidad, la agricultura, el comercio, etc.

En materia de formación, Marruecos sigue concediendo becas a estudiantes chadianos a través de la AMCI y ha desempeñado un papel importante en la formación de más de 1000 ejecutivos chadianos, entre ellos 200 imanes chadianos formados en el Instituto Mohammed VI para la Formación de Imanes, Murshidines y Murchidates (especie de eclesiásticos). Además, Marruecos ha construido una mezquita en Yamena, reforzando los lazos espirituales y religiosos entre los dos países suníes.

Marruecos es también un socio estratégico para el Chad para apoyar la transformación de la economía chadiana, en particular las actividades agro-pastorales y el sector del algodón; el suministro marroquí de fertilizantes y de experiencia en el desarrollo agro-industrial y en el sector del cuero y de los productos derivados sería de gran utilidad; las empresas conjuntas en estas áreas podrían beneficiar a ambas partes (se recomiendan los Foros de Negocios y las misiones específicas).

El punto de inflexión más importante en las relaciones bilaterales será sin duda la iniciativa del rey Mohammed VI de permitir a los países del Sahel, entre ellos Chad, acceder al océano a través de los puertos marroquíes del Sáhara y la apertura de un corredor para que Chad acceda al Atlántico.

Por otra parte, Chad acogió favorablemente y se adhirió a la iniciativa Real participando en la reunión ministerial celebrada en Marrakech en diciembre de 2023, su Ministro de Comunicación portavoz del gobierno dijo el 25 de noviembre de 2023 que:

«Más que nunca en este contexto de agitación, más que nunca en este contexto donde las rutas hacia el mar se cierran contra Chad, el gobierno aprovechará esta oportunidad de la ruta abierta hacia el Océano Atlántico a través de Marruecos para poder comerciar mejor con el resto del mundo y en particular con el Reino.» La iniciativa real llega en el momento oportuno con el nuevo enfoque del recién elegido Presidente, que pretende dar primacía al desarrollo económico y al bienestar de la población de su país Chad también está bien preparado para desempeñar un papel cardinal en esta iniciativa, en particular en el aspecto de asegurar la ruta del corredor hacia el Atlántico. (El comercio exterior de Chad se ve obstaculizado por el hecho de no tener salida al mar),

Desafíos y camino a seguir

A pesar de la aparente estabilidad de Chad, persisten numerosos retos que podrían erosionarla en el futuro; las tensiones políticas internas, las divisiones étnicas y sociales, así como las complejas relaciones geopolíticas en la región, son fuentes de inestabilidad a las que se enfrenta el país.

El sistema de gobierno está en el centro de los retos de Chad, de hecho el sistema legado por el difunto Presidente Driss Deby Itno es una especie de «Monarquía Republicana absoluta» que se basa en el clientelismo y el destierro de cualquier oposición incluso dentro de su clan los Zaghawa.

Según algunos estudios, Chad heredó un sistema de control político típico de los Estados centralizados con poca capacidad para prestar servicios y controlar el territorio, y que depende del apoyo de élites locales influyentes y a menudo armadas, capaces de mantener el orden a nivel local. (Un sistema descrito por Max Weber como «patrimonialismo» y calificado por J Waterbury como sistema segmentario).

A diferencia de otros sistemas políticos del África subsahariana, Driss Deby ha dado su toque personal a este sistema instrumentalizando la política exterior y, en particular, la «diplomacia militar» y la lucha contra el terrorismo en la región del Sahel para garantizar su estabilidad y longevidad, empujando a veces a los países occidentales a despreciar los excesos en materia de libertades públicas y derechos humanos.

¿Cuáles son los otros motores de la tensión y la inestabilidad?

  • Según algunos expertos, los últimos cambios en el ejército chadiano han exacerbado las tensiones dentro del sistema político debido al lugar que han adquirido en el ejército los miembros de grupos no zaghawa, en particular los goranes y los árabes leales a Mahamat Déby.
  • La posición de Chad en el conflicto sudanés y su apoyo a la «Fuerza de Intervención Rápida» Hamdan Dagalo alias Hemedti (apoyo logístico a las Fuerzas de Apoyo Rápido desde territorio chadiano) es otra fuente importante de tensiones; al parecer, estallaron disputas en el seno de los clanes zaghawa. Las provincias orientales, por su parte, sufren una presión sin precedentes debido a la llegada de más de 600.000 refugiados sudaneses.
  • Las tensiones sociales y comunitarias siguen siendo elevadas en Chad, y las medidas adoptadas por el gobierno de transición para reducir el impacto de la crisis socioeconómica no han aliviado el descontento social.
  • Enfrentamientos intercomunitarios: El sur y el centro están plagados de conflictos entre agricultores y pastores, exacerbados por antiguas divisiones étnicas y de identidad, que han provocado el resurgimiento de reivindicaciones separatistas.
  • Según algunos expertos, las nuevas alianzas iniciadas por el nuevo presidente podrían avivar las divisiones entre los elementos prorrusos y prooccidentales del régimen, mientras que podrían aumentar las tensiones entre los distintos grupos étnicos y comunitarios de Chad, exacerbando las fisuras sociales y políticas ya existentes.

El discurso de investidura, ¿una fuerte señal de cambio o un gesto ceremonial?

En su discurso de investidura, el Presidente Mahamat Driss Deby afirmó que intentaría pasar la página del pasado y cambiar el modelo de desarrollo de su país, la V República (es decir, el gobierno del quinto Presidente), lo que, dijo, estaría marcado por el sello del buen gobierno y una revolución de las mentalidades y los comportamientos.

«Las prácticas nocivas que minan la calidad, el rendimiento y el desempeño deben combatirse con fuerza y firmeza», prometió.

Más de la mitad del discurso estuvo dedicado a las cuestiones del desarrollo humano y económico de Chad, anunciando medidas contundentes como la dedicación del 70% del gasto público a mejorar el acceso de la población a la educación, el agua, la sanidad, la energía y la soberanía alimentaria y una vivienda digna.

Se trata sin duda de un cambio de rumbo, teniendo en cuenta que bajo el reinado de su padre la mayor parte del presupuesto del Estado se dedicaba al mantenimiento del ejército y las fuerzas de seguridad para acabar con la inestabilidad política y la inseguridad.

A pesar de sus esfuerzos por asegurar gran parte del país y garantizar su estabilidad, facilitando así la explotación de los recursos petrolíferos y auríferos en las regiones pacificadas, así como la modernización de las infraestructuras de transporte y comunicaciones, el gobierno paterno adoleció de importantes déficits sociales; el acceso a la educación, la sanidad, el agua y la electricidad siguió siendo en gran medida insatisfactorio, al igual que las oportunidades de empleo para los jóvenes.

El otro punto fuerte del discurso de investidura es el anuncio de la puesta en marcha del gran proyecto de descentralización, tan importante y cardinal para la gobernabilidad de un país vasto, multiétnico y multirreligioso, con el fin de acercar la administración a los gobernados. «Las elecciones legislativas, senatoriales y locales deben organizarse lo antes posible», añadió.

Por último, pero no por ello menos importante, transmitió mensajes concisos pero contundentes al mundo exterior, declarando:

«Chad cree en las virtudes de una asociación activa y mutuamente beneficiosa, que será la savia que alimente nuestra diplomacia. Además, la soberanía del pueblo chadiano nunca será negociable, el interés de Chad se defenderá con fuerza y convicción. Estará por encima de cualquier otra consideración. Estoy convencido de que Chad y África deben ser dueños de su destino».

Cabe señalar que el nuevo inquilino del Palacio Presidencial se encuentra atrapado en un difícil dilema, ya que hereda un complejo sistema político marcado por una mezcla de alianzas estratégicas, compromisos militares y desafíos internos que exigen cambios imperativos (una especie de juego a dos niveles). El Presidente tiene que navegar en un nuevo entorno geopolítico impuesto por los cambios de varios regímenes en la subregión y la entrada de nuevos actores internacionales, la trayectoria futura del país sigue siendo incierta en cuanto a su papel en la estabilidad regional y sus alianzas con Occidente.

Pero, ¿cambiará el 5º Presidente chadiano su paradigma abandonando el enfoque de seguridad total y trabajando para cambiar el modelo de gobernanza y desarrollo?

Es vital que el Presidente Mahamat Deby logre la reconciliación nacional, promueva el diálogo intercomunitario y refuerce la cohesión social para prevenir los conflictos y atajar las causas profundas de la inestabilidad, en particular abordando las desigualdades económicas, sociales y espaciales, fomentando una gobernanza transparente e integradora y reforzando las instituciones. El ejemplo de Ruanda es la referencia más cercana, ya que Chad es un ejemplo edificante de país que ha sabido salir de la espiral de violencia e inestabilidad y que ha labrado un círculo virtuoso basado en la promoción del desarrollo y el bienestar de su población, al tiempo que sigue desempeñando un papel a escala regional o incluso continental.

En este sentido, el discurso de investidura del Presidente augura aparentemente un cambio de paradigma al menos en el plano interno (primacía del desarrollo económico y social y de la buena gobernanza); en el plano de la política exterior, el comportamiento diplomático reciente sugiere un cambio suave con una especie de multialineamiento que favorece la asociación win-win más beneficiosa para los intereses de los chadianos.

La reforma del sistema político es una asignatura pendiente; aún sería necesario ampliar el ámbito geográfico y étnico de reclutamiento de las élites y establecer un sistema político que permita la rotación y circulación de las élites en el poder, aunque sólo sea a nivel de las regiones y municipios al principio, antes de extenderlo al nivel central. (La inserción de la regionalización avanzada en la constitución es un último paso después de que la experimentación de la descentralización pueda contribuir a aliviar las tensiones interétnicas).

En el plano exterior, el cambio del papel de «gendarme» y un reposicionamiento regional hacia un actor clave de la cooperación económica Sur-Sur y de la integración económica regional serían beneficiosos para Chad, en particular mediante la adhesión a las iniciativas del Reino de Marruecos, la revitalización y la reforma de la CENCAD, la Comunidad Económica de los Estados de África Central y la Comisión de la Cuenca del Lago Chad (LCBC) y, por qué no, la adhesión a la CEDEAO una vez superada la crisis actual.

También es imperativo que los actores regionales e internacionales adopten un enfoque nuevo, proactivo y coordinado para apoyar la estabilidad política, el desarrollo económico y el cambio de paradigma de Chad.