El convoy militar varado en el Sahel atestigua el fracaso total de la presencia francesa

Lo que se ha dado en llamar el "asunto del convoy Barkhane", en el que soldados franceses fueron bloqueados en Burkina Faso y luego en Níger por la población, revela la dramática situación de seguridad que reina en el Sahel. En Níger, los manifestantes, que atacaron a Francia, intentaron apoderarse del camión en el oeste del país. Los soldados franceses emplearon la fuerza. Resultado: tres muertos y once heridos graves.

Nicolas Beau
MondAfrique

Es la primera vez en casi nueve años de guerra que Francia se enfrenta a tal hostilidad de la población, esté o no bajo la influencia de grupos armados.

Las zonas rojas son «formalmente no recomendables» y las zonas naranjas son «no recomendables» para los visitantes franceses por riesgo de terrorismo.
No tiene sentido intentar esconderse del sol con la mano. Es probable que la continuación de las operaciones del ejército francés en el Sahel resulte cada vez más complicada, si no imposible…

Hasta aquí todo bien…

Desde 2013, cuando comenzó la intervención francesa en Malí, los cargamentos logísticos de material, alimentos y municiones llegan a intervalos regulares al puerto de Abiyán y luego son transportados por carretera hasta Gao, donde se encuentra el epicentro de la operación Barkhane. Esta armada de camiones, compuesta por camiones civiles escoltados por soldados, también viaja en la otra dirección, y más aún hoy tras el cierre de las bases de Tessalit, Kidal y próximamente Tombuctú. A vuelo de pájaro, el trayecto es de 1.200 km, pero por carretera se recorren más de 2.000 km, atravesando gran parte de Costa de Marfil y Burkina Faso y desviándose por Niamey, en Níger, para llegar al destino final.

Hasta ahora, todos estos convoyes habían atravesado estos países sin problemas, a excepción de Costa de Marfil donde, desde la guerra de 2011, una parte de la población sigue albergando un fuerte resentimiento hacia Francia y su ejército. Sin embargo, nunca había ido más allá de algunos abucheos lanzados a los camiones a su paso.

El punto de inflexión

Pero en noviembre de 2021, la situación se desmadró por completo. El 14 de noviembre, a la salida de Abiyán, el convoy fue frenado por primera vez a su paso por Bobo Dioulasso, y por segunda vez en Uagadugú (Burkina Faso).

Pero fue al llegar a Kaya, también en Burkina Faso, cuando la situación se agravó. Los manifestantes bloquearon los 90 camiones al grito de «Fuera Francia». Levantaron barricadas, lanzaron piedras e intentaron abrir los contenedores. El ejército francés esperó, cuidándose de no reaccionar para no echar leña al fuego, y consiguió retirarse a los locales de una empresa minera. Sin embargo, cuando los manifestantes atacaron el lugar, se produjeron disparos de advertencia y cuatro personas resultaron heridas. Más de una semana después, sigue sin estar claro si fue el ejército francés o las fuerzas burkinesas quienes efectuaron los disparos…

Animados por su éxito, ampliamente difundido en las redes sociales, los refuerzos engrosaron las filas de los manifestantes, sobre todo porque los notables locales les proporcionaron dinero, comida y té para mantener el asedio.

Esta situación surrealista duró hasta el 26 de noviembre. Fueron necesarios ocho largos días y negociaciones con las autoridades burkinesas para que la armada volviera a ponerse en marcha.

Drama en la región de Tillabéri

Al día siguiente, sábado 27 de noviembre, en Téra, en la región de Tillabéri, el convoy de Barkhane, que esta vez viajaba escoltado por la gendarmería nigeriana, fue atacado de nuevo por manifestantes armados con piedras y palos. Y de nuevo, en esta ciudad, se produjo exactamente el mismo escenario que en Kaya.

Los soldados hicieron disparos de advertencia para que se retiraran. El resultado: dos muertos y once heridos graves. Dos días después, un tercer hombre murió a causa de sus heridas. Por el momento, ni Francia ni las autoridades de Níger quieren reivindicar la autoría del tiroteo, y la situación sigue siendo confusa. En un comunicado del Ministerio del Interior, Niamey asegura que hay una investigación en curso…

Motivos de indignación

Está claro que los muertos, los heridos y la negación de la responsabilidad no van a calmar a la población de Níger, ni tampoco a la de Burkina Faso. El resentimiento antifrancés en la región no es nuevo; siempre ha existido en mayor o menor medida desde la colonización, pero fue especialmente con las guerras de 2011 en Libia y Costa de Marfil cuando cobró impulso. Por último, el persistente deterioro de la seguridad en toda la región sahelo-sahariana ha enturbiado aún más los ánimos. ¿De qué sirve Francia si la situación empeora cada día? En lugar de responder a estas preguntas legítimas, los ministros Parly y Le Drian desvían la atención y señalan con el dedo a la propaganda y la manipulación extranjeras. Estas explicaciones son contraproducentes porque resultan totalmente inaudibles para la población del Sahel.

¿Y la operación Barkhane?

Las redes sociales y los servicios de mensajería privada ya están haciendo circular alertas para bloquear los próximos convoyes. En Burkina Faso, el presidente de un grupo llamado Brassard Noir está movilizando a sus tropas: » Ningún convoy francés volverá a atravesar nuestro país. Vamos amovilizarnos para que esto no vuelva a ocurrir». En Níger, la intersindical de trabajadores pide la salida de todas las tropas extranjeras, y está prevista una manifestación el 3 de diciembre.

Entonces, ¿cómo podrá reanudar la operación Barkhane su vital transporte logístico? Existe otra ruta posible desde el puerto de Dakar hasta Gao, pasando por la ciudad de Kayes en Malí. Sólo que el trayecto es al menos 500 km más largo, y esta ruta es menos segura, con el riesgo de artefactos explosivos improvisados. Queda la posibilidad de utilizar los famosos aviones de carga Antonov, pero se trata de una solución extremadamente cara. ¿Puede Francia permitírselo? La reciente disputa con Argel tras los comentarios poco diplomáticos de Emmanuel Macron ya le está costando cara al país. Desde el 3 de octubre, Argelia ha prohibido a los aviones militares franceses que vuelan al Sahel entrar en su espacio aéreo. Esto significa tiempos de transporte más largos y una factura que ya asciende a millones de euros.

Entre la exasperación de la población por el fracaso de la lucha antiterrorista y los financieros de Bercy, las cosas deben de estar que arden bajo los kepis.