Ciudades del este de Alemania ofrecen estancias gratuitas para combatir la despoblación: un enfoque integral para revitalizar territorios periféricos en declive

En las últimas décadas, el este de Alemania ha enfrentado un pronunciado proceso de despoblación y envejecimiento, resultado de transformaciones económicas y sociales posteriores a la reunificación. Frente a este fenómeno, algunas ciudades han comenzado a implementar estrategias innovadoras para revertir la tendencia. Una de las más destacadas es el programa de estancias gratuitas para nuevos residentes, diseñado para revitalizar comunidades locales y atraer población activa

La ciudad alemana de Guben se reinventa para combatir la despoblación. Foto: Wikimedia Commons

En un contexto marcado por profundas transformaciones demográficas y estructurales, varios municipios del este de Alemania han lanzado iniciativas innovadoras para contrarrestar los efectos de la despoblación y el envejecimiento poblacional. Una de las más destacadas es el programa de «vivencia de prueba» (en alemán, Probewohnen), mediante el cual ciudades como Guben, ubicada en el estado de Brandeburgo y colindante con la frontera polaca, ofrecen alojamiento gratuito temporal a potenciales nuevos residentes. Este tipo de estrategia busca incentivar la migración interna y atraer personas —tanto de otras regiones alemanas como del extranjero— dispuestas a establecerse de forma permanente en territorios que han experimentado un declive sostenido desde la reunificación alemana en 1990.

Guben, una ciudad que alguna vez prosperó gracias a su industria textil y de fabricación de sombreros, ha sido testigo de una dramática disminución poblacional. Desde 1995, su población se ha reducido casi a la mitad, pasando de 29.100 a apenas 16.600 habitantes en la actualidad. Las proyecciones demográficas indican que esta cifra podría disminuir otro 16% para 2030, acompañada de una caída aún más significativa —del 27%— en la población en edad laboral. La edad media, que actualmente se sitúa en 58 años, continúa en aumento, reflejando un patrón de envejecimiento que afecta a gran parte del antiguo territorio de la República Democrática Alemana (RDA).

Las causas de este fenómeno son múltiples. Tras la reunificación, muchas industrias estatales del este fueron desmanteladas o privatizadas, lo que derivó en desempleo masivo y el éxodo de jóvenes hacia los estados occidentales en busca de mejores oportunidades laborales. Esta emigración selectiva, sumada a una baja tasa de natalidad, ha generado un vacío generacional difícil de revertir. Como declaró el alcalde de Guben, Fred Mahro, “nos falta toda una generación”, una realidad compartida por decenas de ciudades medianas y pequeñas de la región.

En este contexto, iniciativas como Probewohnen emergen como intentos pragmáticos de reactivar el tejido social y económico local. En Guben, el programa ha permitido a personas como Anika Franze, una berlinesa de 38 años nacida en el Berlín Oriental de la RDA, descubrir un nuevo estilo de vida. Cansada del estrés urbano, la gentrificación y la crisis habitacional de la capital alemana, Franze se trasladó a Guben y ahora gestiona el mismo programa que la trajo a la ciudad. Desde su llegada, ha encontrado no solo estabilidad económica —al pagar un alquiler accesible por un amplio apartamento que sería impagable en Berlín—, sino también una comunidad acogedora y un entorno de vida más sereno, caracterizado por la ausencia de contaminación acústica, la menor densidad poblacional y el contacto humano más frecuente y espontáneo.

El proyecto ha demostrado tener resultados modestos pero prometedores. En su primer año, treinta personas participaron en la iniciativa y seis decidieron quedarse de manera definitiva. La difusión mediática ha ampliado su alcance, y en su segunda edición ya ha recibido solicitudes desde diversas partes de Alemania y del extranjero, incluyendo Bélgica, Egipto, Argelia y Brasil. Los participantes, por una contribución simbólica de 100 euros, pueden alojarse en apartamentos renovados y participar en actividades sociales, culturales y laborales. Estas incluyen reuniones semanales con residentes locales, colaboraciones artísticas con museos y prácticas profesionales en empresas de la zona.

Cabe destacar que esta política no opera en el vacío, sino que se inscribe en una estrategia más amplia de revitalización regional, que incluye inversiones de la Unión Europea y del gobierno federal en la región de Lusacia. En el marco de la transición energética hacia una economía neutra en carbono, el abandono progresivo de la minería de lignito está siendo compensado con el fomento de sectores emergentes. Empresas como la canadiense Rock Tech Lithium están invirtiendo en nuevas plantas industriales —una de ellas del tamaño de 17 campos de fútbol— mientras que compañías alimentarias como BiFi y Dreissig han abierto centros de producción en Guben. Actualmente, hay más de 300 vacantes laborales en la ciudad, lo que ofrece un potencial tangible para atraer nueva población activa.

Sin embargo, el éxito de estas políticas enfrenta obstáculos importantes. Uno de los más significativos es la percepción externa del este alemán como un bastión del extremismo de derecha. El recuerdo del caso de Farid Guendoul —un solicitante de asilo argelino que murió tras ser perseguido por neonazis en Guben en 1999— aún pesa sobre la reputación del lugar. Esta imagen se ha visto reforzada por los resultados de las recientes elecciones federales de febrero de 2025, donde casi el 42% de los votantes locales apoyaron al partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), conocido por su retórica antimigratoria y clasificado como “extremista de derecha” por los servicios de inteligencia internos.

No obstante, Franze y otros defensores del programa insisten en que esa imagen no representa la realidad cotidiana. “La mayoría de la gente aquí votó por partidos moderados o liberales”, afirma. En su experiencia, aunque ciertos prejuicios persisten, existe disposición al diálogo y a la convivencia, siempre que se fomente la interacción social. Esta percepción coincide con los hallazgos de un estudio reciente del Instituto de Empleo de la Agencia Federal de Empleo, según el cual más de una cuarta parte de los inmigrantes entre 18 y 65 años consideraron abandonar Alemania en 2024, motivados principalmente por la discriminación y la falta de acogida. Expertos como Susanne Schultz, de la Fundación Bertelsmann, advierten que, sin una cultura de bienvenida genuina y políticas de integración coherentes, los esfuerzos para atraer población serán insuficientes.

En suma, la experiencia de Guben representa un microcosmos de los desafíos y oportunidades que enfrentan las regiones periféricas de Europa en el siglo XXI. Mientras la urbanización y la concentración económica continúan atrayendo masas hacia las grandes metrópolis, muchas pequeñas ciudades luchan por mantener su vitalidad demográfica, económica y cultural. Frente a esta realidad, el diseño de políticas públicas innovadoras, centradas en la atracción de talento, la inclusión social y el desarrollo sostenible, resulta fundamental. Guben, con su estrategia de “vivencia de prueba”, ofrece un ejemplo valioso —aunque aún en fase experimental— de cómo repensar la relación entre espacio, población y bienestar en tiempos de cambio estructural.

Por Instituto IDHUS