La Evolución de los Modelos de Negocio Circulares: Una Estrategia Económica para un Futuro Sostenible

La transición hacia modelos de negocio circulares está transformando la manera en que las empresas crean y capturan valor, al priorizar la reutilización de recursos, la extensión de la vida útil de los productos y el acceso compartido en lugar de la propiedad. Esta estrategia, impulsada tanto por desafíos ambientales como por beneficios económicos, promete mayor resiliencia, rentabilidad y sostenibilidad

La economía global se encuentra en una encrucijada crítica. Las crecientes presiones ambientales, las interrupciones en las cadenas de suministro, la volatilidad de precios y la escasez de recursos están desafiando los cimientos del modelo económico lineal tradicional basado en «extraer, producir y desechar». En este contexto, los modelos de negocio circulares han emergido no solo como una respuesta ecológica, sino como una estrategia empresarial esencial que redefine la manera en que se crea, entrega y captura valor.

Mientras que la circularidad fue inicialmente impulsada por preocupaciones medioambientales, hoy se posiciona como una vía estratégica para mejorar la rentabilidad, aumentar la resiliencia operativa, generar nuevos ingresos y consolidar ventajas competitivas. Esta transformación no solo influye en la estructura de los mercados actuales, sino que anticipa un rediseño profundo del tejido económico y social global.

Fundamentos de la Economía Circular

La economía circular se basa en tres principios fundamentales:

  1. Eliminar residuos y contaminación desde el diseño,
  2. Mantener productos y materiales en uso durante el mayor tiempo posible, y
  3. Regenerar sistemas naturales.

Esta visión contrasta con el modelo lineal, cuyo enfoque insostenible ha exacerbado los problemas de degradación ambiental y agotamiento de recursos. El nuevo paradigma propone un ciclo regenerativo continuo que no solo optimiza la eficiencia, sino que transforma las cadenas de valor en ecosistemas de valor compartido.

Una encuesta reciente realizada por Bain & Company y el Foro Económico Mundial, que recopiló respuestas de 420 líderes del sector manufacturero global, reveló que el 97% de las empresas que implementan estrategias circulares lo hacen por múltiples razones más allá de la sostenibilidad, incluyendo eficiencia económica y ventaja competitiva. Más del 70% espera que estas estrategias aumenten sus ingresos para 2027, y casi dos tercios creen que mejorarán su resiliencia operativa. Más del 50% anticipa ahorros en costos, incluso cuando se consideran las altas inversiones iniciales.

Fuente: Bain y Foro Económico Mundial Encuesta sobre la Transformación Circular de las Industrias 2024

Aplicaciones Estratégicas de la Circularidad

1. Sustitución de Materias Primas por Recursos Circulares

Una de las vías más efectivas para generar valor circular es reemplazar materiales vírgenes por insumos circulares como metales reciclados, plásticos revalorizados o alternativas biológicas. Este enfoque no solo disminuye el impacto ambiental, sino que fortalece la resiliencia de las cadenas de suministro frente a crisis y volatilidades del mercado.

El caso de Hydro, productor mundial de aluminio, es emblemático. La empresa ha situado el reciclaje de aluminio en el núcleo de su estrategia, dado que producir aluminio reciclado requiere solo el 5% de la energía del aluminio primario, reduciendo emisiones de CO₂ y costos operativos. Gracias a inversiones en tecnología avanzada de clasificación como su sistema HySort, y a asociaciones estratégicas con marcas como Porsche y Mercedes-Benz, Hydro ha consolidado una posición competitiva en el mercado del aluminio de baja huella de carbono. Se estima que para 2030 la empresa podrá procesar hasta 1.200 kilotoneladas de chatarra postconsumo, lo que podría generar hasta $750 millones en EBITDA.

2. Extensión de la Vida Útil de los Productos

Otra estrategia circular es diseñar productos para que duren más, integrando servicios de reparación, reacondicionamiento, y facilitando mercados secundarios. Esta aproximación se adapta especialmente bien a industrias de bienes duraderos, como maquinaria, automoción y electrónica.

Cisco ha adoptado 25 principios de diseño circular que permiten extender la vida útil de sus productos. Su router Catalyst IR1101, de diseño modular, permite actualizaciones parciales sin reemplazar todo el equipo, reduciendo residuos y mejorando la eficiencia energética hasta en un 45%. Esta estrategia también aumenta la retención de clientes, al ofrecer soluciones más sostenibles y adaptables a largo plazo.

En el sector ferroviario, Siemens Mobility ha desarrollado un modelo que combina mantenimiento predictivo, reacondicionamiento y reciclaje de componentes, utilizando inteligencia artificial mediante la plataforma Railigent-X. Gracias a ello, ha reducido los costos de mantenimiento en un 15% y el desperdicio de materiales en un 70%. La fabricación aditiva (impresión 3D) ha sido clave para producir piezas de repuesto incluso para modelos obsoletos, garantizando la disponibilidad total de componentes críticos.

3. Modelos de Uso Compartido y Producto como Servicio

Una tercera vía hacia la circularidad es reemplazar el modelo de propiedad individual por esquemas de acceso compartido. En lugar de vender un producto, se ofrece como servicio, permitiendo a los clientes pagar por el uso en lugar de adquirir el bien.

Trane Technologies ha implementado este modelo en el sector de climatización (HVAC), permitiendo a sus clientes alquilar equipos según sus necesidades. Esta estrategia ha impulsado el crecimiento en su unidad de alquiler, particularmente en Europa, Medio Oriente y África, donde la demanda de soluciones de eficiencia energética ha crecido más del 10% anual. Además, reutiliza unidades antiguas para alquileres de corto plazo, maximizando la vida útil de sus activos.

Este tipo de modelos genera ingresos recurrentes, mejora la fidelización del cliente y permite una gestión más eficiente del ciclo de vida del producto. Sin embargo, requiere una transformación estructural para empresas acostumbradas a depender de ventas únicas, además de capacidades logísticas y tecnológicas robustas.

Desafíos de Implementación

A pesar de sus múltiples beneficios, el cambio hacia modelos circulares enfrenta obstáculos importantes. El 65% de las empresas encuestadas identifican las inversiones iniciales como la principal barrera. Además, el 60% señala la falta de capacidades organizacionales, participación de accionistas y una regulación alineada como desafíos adicionales. La ausencia de estándares globales, infraestructuras logísticas para materiales reciclados y mecanismos financieros adaptados son otros factores limitantes.

Más allá del ámbito empresarial, la circularidad exige cambios profundos en la mentalidad de consumidores y mercados financieros. Por ejemplo, el valor de una empresa circular ya no debe medirse exclusivamente por las ventas de unidades nuevas, sino también por su capacidad de generar ingresos a través del reacondicionamiento, el mantenimiento o los servicios basados en el ciclo de vida del producto.

Impactos Futuros y Proyección Social

La economía circular no solo transforma las empresas, sino que redefine el contrato social entre producción, consumo y medio ambiente. Según la Organización Internacional del Trabajo, la transición hacia modelos más verdes, incluidos los circulares, podría generar hasta 24 millones de empleos netos para 2030. Estos empleos estarán ligados a sectores emergentes como la reparación, el reciclaje, la remanufactura, el diseño modular y la logística inversa.

A nivel macroeconómico, diversos estudios estiman que la economía circular podría aportar entre 4,5 y 7 billones de dólares a la economía global para 2030, reduciendo la presión sobre los recursos naturales y mejorando la eficiencia sistémica de los mercados. Esta transición también plantea nuevas dinámicas geopolíticas, ya que los países con mayores capacidades de reciclaje, diseño circular e innovación en materiales sostenibles podrían convertirse en líderes del siglo XXI.

Desde una perspectiva social, la circularidad favorece modelos de producción descentralizados, economía colaborativa y resiliencia comunitaria. El rediseño de productos para ser reparables, reutilizables y reciclables promueve el acceso equitativo a bienes, y reduce las brechas entre regiones con diferente capacidad adquisitiva.

Los modelos de negocio circulares representan mucho más que una estrategia de sostenibilidad empresarial: constituyen un nuevo marco económico que desafía las convenciones de crecimiento lineal y propone una economía regenerativa, resiliente y socialmente inclusiva. Si bien el camino hacia su adopción plena está lleno de retos estructurales, tecnológicos y culturales, su potencial transformador es indiscutible.

Las empresas que lideren esta transformación no solo prosperarán en un mundo de recursos limitados, sino que también construirán una ventaja competitiva sostenible, crearán valor duradero y contribuirán activamente a la transición hacia una economía más justa y respetuosa con el planeta. Como sociedad, nos encontramos ante una oportunidad histórica para rediseñar los fundamentos del progreso económico, orientándolo hacia un modelo que asegure bienestar para las generaciones presentes y futuras.

 

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Por Instituto IDHUS

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