TERRORISMO Cómo AQMI superó las fronteras

TERRORISMO Cómo AQMI superó las fronteras

AMC con AFP

Tras Bamako en noviembre, Uagadugú en enero, el escenario se repitió el domingo en la playa marfileña de Grand-Bassam, ensangrentada por jóvenes asaltantes, difíciles de discernir del resto de la población, prueba de la extensión del reclutamiento yihadista en África Occidental.

Como es habitual, Al Qaeda en el Magreb Islámico (Aqmi), que reivindicó el atentado en el que murieron 19 personas cerca de la capital económica, Abiyán, sólo reveló el martes los nombres de pila de los autores, en su mayoría negros, con un adjetivo que hacía referencia a su origen.

Dos de ellos eran «Al-Fulani», por Fulani, etnia dispersa por la franja sahelo-sahariana. Y «al-Ansari» para el tercero, para designar a un yihadista autóctono, por oposición a «al-moujaher», venido de fuera, un calificativo cada vez más raro en el ámbito yihadista de África Occidental.

Los tres atacantes de Uagadugú, capital de Burkina Faso, el 15 de enero eran «ansari» -uno de ellos «fulani»-, al igual que los que atentaron contra un gran hotel de Bamako el 20 de noviembre, todos ellos visiblemente muy jóvenes.
En una entrevista concedida al sitio web mauritano Al-Akhbar, publicada unos días antes del atentado de Uagadugú, un dirigente de los Aqmi, Yahya Abou El Hamame, se felicitaba por la «consecución de un hito importante», tanto desde el punto de vista geográfico como étnico.

«Al principio de la guerra, siempre había un obstáculo para acceder al centro y al sur de Malí: el río Níger, que separa el norte del sur», afirmó.

«Hoy, los moujahidine han formado brigadas y batallones compuestos por los hijos de la región, nuestros hermanos negros, los Peuls, los Bambaras y los Songhaï. Y son estas brigadas las que llevan a cabo las operaciones allí, por lo que ya no necesitamos enviar hermanos al sur», explicó.

Según el especialista en el Sahel Yvan Guichaoua, «las ‘semillas’ de los movimientos autóctonos actuales» se sembraron mucho antes de la creación de un santuario yihadista en Malí en marzo-abril de 2012. «Aqmi y lo que se convirtió en Mujao (Movimiento por la Unidad y la Yihad en África Occidental) ya tenían raíces locales: en Mauritania, en torno a Tombuctú o Gao».

«Sin embargo, la base de reclutamiento se amplió durante la ocupación, mediante el alistamiento y la formación de reclutas muy jóvenes -campo de entrenamiento en Gao- o capitalizando la hostilidad hacia el MNLA (Movimiento Nacional de Liberación del Azawad, rebelión tuareg): Árabes de Gao, Peuls de Menaka/Ansongo», señala.

La operación francesa «Serval se encontró con combatientes locales muy, muy jóvenes», subraya Yvan Guichaoua, que sin embargo dice «no estar seguro de que la reserva sea inagotable, todo depende de cómo funcionen las redes clientelares y de cómo los líderes mantengan a sus comunidades y a sus jóvenes».