En un momento en que las ciudades del mundo enfrentan desafíos sin precedentes en términos de sostenibilidad, habitabilidad y resiliencia climática, el Parque Rey Salman en Riad surge como una respuesta ambiciosa e innovadora. Convirtiéndose en el parque urbano más grande del planeta, este proyecto redefine la planificación urbana desde una perspectiva adaptada al entorno desértico. Analizamos cómo este modelo saudí reinventa el concepto de ciudad de 15 minutos, integrando ecología, movilidad, cultura y tecnología en una nueva visión de urbanismo para el siglo XXI

En las primeras décadas del siglo XXI, la humanidad enfrenta transformaciones urbanas de alcance global, producto de la presión demográfica, los retos ambientales, la revolución tecnológica y la necesidad de redefinir la relación entre los ciudadanos y su entorno construido. En este contexto, el Parque Rey Salman (King Salman Park, KSP), actualmente en desarrollo en Riad, capital del Reino de Arabia Saudí, se erige no solo como el parque urbano más extenso del mundo, sino como un paradigma del urbanismo del futuro: uno que responde a los desafíos del clima desértico, la expansión urbana poco densa, la movilidad dominada por el automóvil y la necesidad de reintegrar la vida comunitaria, cultural y ecológica en el seno de la ciudad.
Con una superficie de aproximadamente 16,9 kilómetros cuadrados, el Parque Rey Salman trasciende la noción tradicional de espacio verde público, posicionándose como una reinterpretación saudí del concepto internacionalmente debatido de la «ciudad de 15 minutos». Esta idea, popularizada en los últimos años por urbanistas como Carlos Moreno, promueve un modelo urbano donde los ciudadanos pueden acceder a todas sus necesidades cotidianas —vivienda, trabajo, educación, salud, comercio, ocio y cultura— en un radio de 15 minutos caminando o en bicicleta. No obstante, implementar este ideal en Riad implica desafíos significativos derivados de su morfología urbana dispersa, su clima extremadamente caluroso y su histórica dependencia del transporte motorizado individual. Frente a este panorama, KSP propone una solución adaptativa y profundamente contextualizada que sintetiza principios globales con saberes locales.
El proyecto ha sido concebido y desarrollado por las firmas Omrania y Henning Larsen, quienes han adoptado una aproximación integral que combina ecología, tecnología, cultura y diseño urbano en una visión de ciudad compacta, resiliente y centrada en las personas. La estructura organizativa del parque se articula en torno al llamado Bucle de Innovación (Innovation Loop), un anillo urbano de 7,1 kilómetros que actúa como columna vertebral funcional y simbólica del parque. Este anillo no solo permite la circulación de vehículos autónomos, bicicletas y peatones bajo sombra, sino que también conforma un corredor climático activo, diseñado estratégicamente para canalizar vientos frescos, mitigar el efecto isla de calor y reducir la temperatura percibida mediante vegetación, cuerpos de agua, materiales reflectivos y arquitectura bioclimática.
Lejos de ser una instalación unitaria o monofuncional, el Parque Rey Salman se fragmenta en nueve distritos urbanos integrados, cada uno de los cuales funciona como una comunidad autosuficiente, con identidad propia y diversidad programática. Estos distritos combinan zonas residenciales, áreas comerciales, centros educativos, instituciones culturales, espacios recreativos y equipamientos de salud y bienestar. El diseño urbano privilegia una red densa de calles sombreadas, plazas públicas y parques de bolsillo que facilitan la movilidad peatonal y fomentan la vida comunitaria. Se trata, por tanto, de un modelo de descentralización funcional que contrasta con la rigidez zonificada del urbanismo moderno y que busca fomentar una experiencia urbana más orgánica, flexible y humana.
Una de las innovaciones clave del KSP radica en su enfoque de movilidad. A diferencia de los modelos que imponen la peatonalización como única alternativa, el parque adopta una postura pro-elección: la movilidad se concibe como un sistema integrado, inclusivo y multimodal. El proyecto contempla conexiones directas con las redes de metro y autobús rápido (BRT) de Riad, así como la implementación de vehículos eléctricos autónomos, infraestructura ciclista de alta calidad y centros de movilidad inteligentes que facilitan el intercambio modal. Esta red de transporte facilita un acceso equitativo a los distintos sectores del parque, reduciendo la necesidad de vehículos privados y promoviendo una movilidad sostenible, segura y accesible para todas las edades y condiciones físicas.
El componente climático es abordado de manera central y proactiva. A diferencia de enfoques que buscan mitigar el clima extremo mediante el aislamiento o el control tecnológico, KSP lo incorpora como elemento generador de forma y programa. Las edificaciones y el espacio público han sido diseñados considerando la orientación solar, la dirección de los vientos dominantes y la reflectancia de los materiales. Se han introducido soluciones pasivas como arcadas, pérgolas, muros vegetales, fuentes, sistemas de nebulización y una extensa red de áreas verdes, con el fin de garantizar el confort térmico durante la mayor parte del año. Esta aproximación climáticamente consciente permite extender la habitabilidad del espacio exterior en una región tradicionalmente caracterizada por su hostilidad ambiental.
En términos culturales, el Parque Rey Salman ha sido concebido como un laboratorio de creatividad, identidad y memoria colectiva. A lo largo de su extensión albergará 27 instituciones y espacios de alto valor simbólico y funcional, entre ellos el Complejo Real de Arte, el Teatro Nacional, museos temáticos sobre naturaleza, diseño y sociedad, jardines botánicos, instalaciones deportivas, zonas para festivales y cines al aire libre. Estos equipamientos no son elementos aislados sino componentes orgánicos del tejido urbano, interconectados mediante plazas, pasajes y espacios de encuentro que propician una vivencia continua de la cultura en la vida cotidiana. La ciudad, en este contexto, se convierte en una experiencia sensorial, educativa y emocional, y no solo en un soporte físico para el habitar.
Desde una perspectiva ecológica, KSP se posiciona como una pieza clave en la estrategia nacional de sostenibilidad de Arabia Saudí, articulada en torno a la Iniciativa Verde Saudí y la Visión 2030. El parque ha sido concebido como un sistema ecológico funcional que actúa como sumidero de carbono, mejora la calidad del aire, regula el ciclo hidrológico urbano y proporciona hábitats para la biodiversidad local. Además, su diseño promueve la restauración del equilibrio hídrico mediante la recolección de aguas pluviales, el uso eficiente del agua en el riego y la preservación del patrimonio vegetal autóctono, incorporando especies adaptadas al clima árido que requieren bajo mantenimiento y fortalecen la identidad paisajística de la región.
En definitiva, el Parque Rey Salman no es un simple proyecto de infraestructura verde, sino una propuesta urbana integral que ofrece lecciones valiosas para el diseño de las ciudades del siglo XXI, especialmente en contextos de clima extremo, urbanización acelerada y transición post-petrolera. Su enfoque centrado en las personas, su sensibilidad ambiental, su apuesta por la diversidad cultural y su visión de una ciudad policéntrica, conectada y habitable, representan un modelo replicable, adaptable y profundamente relevante para otras metrópolis del mundo árabe, del sur global y de regiones en transformación.
El Parque Rey Salman demuestra que la proximidad no es únicamente una cuestión de distancia física, sino una forma de dignificar la experiencia urbana, fortaleciendo el vínculo entre los ciudadanos y su entorno, y devolviendo a la ciudad su función más esencial: ser un espacio compartido de vida plena, sostenible y significativa.