Ojos en el cielo: El dilema de la innovación en la proliferación de drones entre actores violentos no estatales en el Sahel

Ojos en el cielo: El dilema de la innovación en la proliferación de drones entre actores violentos no estatales en el Sahel

 

Introducción

El Sahel, con su vasta extensión geográfica y sus porosas fronteras, se ha convertido en un centro neurálgico para los actores no estatales violentos (ANV), incluidos bandidos armados, grupos extremistas y empresas criminales. En los últimos años ha aumentado notablemente la utilización de drones por parte de estos grupos, como Boko Haram y el Estado Islámico en la Provincia de África Occidental (ISWAP), que los emplean con fines de recopilación de información, vigilancia y propaganda. La actual adopción generalizada de los drones sugiere que están a punto de convertirse en una herramienta fundamental para los VNSA, lo que plantea importantes retos para las fuerzas de seguridad y los responsables políticos.

El dilema de la innovación surge de la paradójica relación entre el avance tecnológico militar y sus potenciales riesgos para la seguridad cuando las armas, en particular los drones, caen en manos equivocadas. Esto plantea el complejo reto de aprovechar la tecnología de los drones con fines constructivos y, al mismo tiempo, mitigar las amenazas que plantea su uso indebido para el terrorismo y las actividades ilícitas en el Sahel. Se trata de analizar la proliferación de drones, su integración en las operaciones de los VNSA y la consiguiente dinámica de guerra asimétrica para la lucha antiterrorista y la seguridad en el Sahel.

Aunque las pruebas directas de que los VNSA hayan adquirido drones armados de largo alcance siguen siendo limitadas, los incidentes con drones comerciales modificados para la vigilancia y la difusión de propaganda ponen de relieve las crecientes capacidades tecnológicas de estos grupos en el Sahel. Las crecientes preocupaciones giran en torno a las implicaciones más amplias de una mayor proliferación de drones y su integración en los arsenales de los VNSA, que se extienden más allá de la recopilación de información y la vigilancia hasta los ataques letales con drones de largo alcance. Sin una normativa internacional sólida para frenar las ventas y la propagación, unida a la relativa asequibilidad y accesibilidad de los drones comerciales disponibles en el mercado, la adopción generalizada de drones letales por parte de las VNSA podría generalizarse con mayor letalidad e impacto, como se ha visto en los recientes ataques de la facción Houthi, respaldada por Irán, contra buques de la Armada estadounidense en el Mar Rojo.

Este artículo profundiza en el dilema de la innovación que plantea la proliferación incontrolada de drones entre las VNSA en el Sahel, examinando los factores que subyacen a esta proliferación, la forma en que las VNSA están incorporando los drones a sus operaciones y las consiguientes implicaciones para la seguridad de la región.

Ojos en el cielo y terror desde abajo

Los VNSA son una serie de grupos y organizaciones que operan fuera del control gubernamental, empleando la violencia para lograr sus objetivos. Estas entidades, entre las que se incluyen grupos rebeldes, insurgentes, terroristas, milicias y bandas criminales, operan de forma autónoma y a menudo participan en conflictos armados, terrorismo y crimen organizado. En el África subsahariana, varios ASV, como Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), Ansar Dine, Movimiento por la Unidad y la Yihad en África Occidental (MOJWA), Estado Islámico en el Gran Sáhara (ISGS) y Boko Haram, actúan junto a otros grupos rebeldes en países como Nigeria, Chad, Malí y Níger. Al parecer, estos grupos han utilizado drones aficionados o modificados en sus actividades operativas en el Sahel.

Los drones poseen diversas capacidades, como la toma rápida de decisiones, la maniobrabilidad, la preparación para el combate, el conocimiento de la situación, la teledetección y la recopilación de inteligencia. Su capacidad para rastrear, vigilar y atacar objetivos en zonas remotas o inaccesibles aumenta aún más su eficacia. En el Sahel, la proliferación de drones entre las ANSV se debe a varios factores, como la accesibilidad comercial, el coste, la porosidad de las fronteras, la utilidad técnica y la propaganda. Los actores estatales y extranjeros han utilizado drones en misiones antiterroristas como instrumento de proyección de poder, un «ojo en el cielo» para apoyar a las tropas de combate y para ataques selectivos. El uso actual de drones por parte de los ASV en el Sahel para recabar información con la que perpetrar atentados terroristas pone de relieve cómo los ASV están adaptando la utilidad técnica y táctica de los drones para potenciar sus operaciones. En julio de 2022, un atentado del ISWAP en la ciudad de Gubio se saldó con la muerte de cinco miembros de la Fuerza Civil Conjunta (CJTF), un ejército respaldado por el gobierno. Se afirmó que el ataque se produjo tras la observación de un dron sobre la posición de las fuerzas de contrainsurgencia. Más allá del Sahel, otras ANSV han demostrado el potencial de adaptación de los drones, mejorando la letalidad y la eficiencia operativa. Entre 1994 y 2018, más de 14 atentados terroristas utilizaron drones aéreos. Los ejemplos incluyen el intento fallido de Aum Shinrikyo en 1994 de desplegar un helicóptero teledirigido con gas sarín en Toyko y el uso generalizado de drones comerciales y caseros por parte del Estado Islámico en Irak y Siria desde 2014. Estos incidentes ponen de relieve las diversas aplicaciones de los drones por parte de los grupos terroristas, desde la recopilación de información hasta la diseminación de armas químicas.

¿Cómo utilizan los VNSA los drones en el Sahel?

Varios factores influyen en la difusión de los drones entre los VNSA en el Sahel. En primer lugar, la disponibilidad de drones comerciales listos para usar que pueden armarse fácilmente contribuye a su adopción generalizada. Además, su asequibilidad, especialmente en comparación con tecnologías de drones más avanzadas, los convierte en una opción atractiva para los VNSA. Estos factores se ven agravados por la accesibilidad de los drones comerciales, ya que los precios de algunos drones chinos, por ejemplo, oscilan entre 3.000 y 20.000 dólares, y ofrecen distintas cargas útiles, resistencia y capacidades aéreas. Además, la porosidad de las fronteras, la debilidad de la gobernanza y los espacios no gobernados ofrecen un terreno fértil para que los VNSA operen libremente. El frágil clima de seguridad resultante de los prolongados conflictos y el contrabando no regulado de armas agravan aún más la situación, facilitando la proliferación incontrolada de drones en el Sahel.

Los actuales patrones de utilización de drones por parte de las ANSV en el Sahel se manifiestan predominantemente en dos métodos principales: adaptación (vectores de información) y configuración (vectores de ataque). La adaptación implica la integración de los drones en las operaciones de las VNSA mediante el ajuste de sus funcionalidades tácticas y técnicas, que van más allá de la mera recopilación de información y la vigilancia. Normalmente, los drones comerciales reutilizados se emplean principalmente para recopilar información para la defensa pasiva, el reconocimiento previo al ataque y la producción de propaganda. Los vídeos propagandísticos difundidos mediante drones no sólo sirven como herramienta de reclutamiento, sino también para demostrar la destreza tecnológica, reforzando la legitimidad y el poder percibidos por los grupos. También tienen fines simbólicos, ya que proyectan poderío aéreo, estatus y progreso tecnológico, lo que puede contribuir a la recaudación de fondos.

La configuración consiste en reutilizar y equipar drones de aficionados con explosivos de distintas cargas para que sirvan como vectores de ataque. Este método transforma los drones en instrumentos letales capaces de llevar a cabo ataques terroristas con explosivos. Los aviones no tripulados también ofrecen capacidades de distanciamiento, lo que les permite realizar múltiples ataques simultáneamente y les da una ventaja ofensiva frente a las fuerzas de seguridad.

Más allá de estas dos modalidades, los drones podrían evolucionar como un vector de innovación, influyendo en la modificación de las operaciones de la VNSA. Por ejemplo, drones como el STM Kargu-2, de fabricación turca, utilizan algoritmos de inteligencia artificial y aprendizaje automático para identificar y atacar objetivos de forma autónoma, lo que apunta a la futura integración de los avances de la inteligencia artificial en el armamento de los drones. Aunque las capacidades actuales de los aviones no tripulados carecen de una autonomía generalizada basada en la IA, se espera que la próxima generación sea más rentable e incorpore tecnologías avanzadas como el «enjambre» asistido por IA para mejorar su resistencia a las contramedidas. A pesar de las escasas pruebas de que las ANSV posean drones de largo alcance con capacidades de IA, la inexorable progresión de la tecnología sugiere que tales avances no son una cuestión de si se producirán, sino de cuándo se conocerán, sobre todo porque es difícil hacer un seguimiento de cómo las ANSV están utilizando los drones, excepto cuando los ataques se han producido y se ha asumido la responsabilidad de los mismos.

«Dronificación» de los VNSA en el Sahel

Las implicaciones de una mayor propagación incontrolada de los drones («dronificación») entre las ANSV en la región del Sahel plantean importantes problemas de seguridad. El Sahel ya se enfrenta a crisis de seguridad derivadas de actividades terroristas, bandidaje armado y conflictos, que agravan el desplazamiento de comunidades y la desintegración de las estructuras de gobierno. La proliferación de aviones no tripulados entre los ASV introduce una nueva dimensión en la lucha antiterrorista, que puede inclinar la balanza de poder a favor de estos grupos, sobre todo a medida que múltiples proveedores como Irán, China y Turquía inundan el Sahel con aviones no tripulados relativamente baratos. El acceso laissez-faire a estos aviones no tripulados significa que todos los actores, incluidos los grupos rebeldes, pueden adquirir estas tecnologías.

Las secuelas del 11-S pusieron de manifiesto las ventajas estratégicas de los drones al demostrar la utilidad técnica y táctica de su armamento contra entidades objetivo y para minimizar la huella de los soldados en los espacios de batalla, lo que llevó a su adopción generalizada por parte de actores estatales y no estatales. Sin embargo, esta accesibilidad no es una bala de plata, sino que plantea un importante dilema de seguridad. Las acciones emprendidas por las entidades para aumentar su seguridad/capacidades provocan reacciones de otras entidades que disminuyen la seguridad/capacidades debido a la acción inversa, ya que las VNSA tratan de reforzar sus capacidades mediante la adquisición de drones. Además, la afiliación de ciertos fabricantes de drones a grupos rebeldes, como las facciones Houthi respaldadas por Irán, exacerba la preocupación por la proliferación de estas tecnologías.

El riesgo de un «síndrome del imitador» está siempre presente, como se ha visto en zonas de conflicto como Irak, Siria y Yemen, donde los grupos extremistas han adoptado tácticas de drones de unos y otros. Acontecimientos recientes, como el ataque con drones de Kataib Hezbollah contra tropas estadounidenses en Jordania, ponen de relieve la creciente amenaza que supone la utilización de la tecnología de los drones por parte de los ASV. En acontecimientos recientes se ha informado de la adaptación de drones de aficionados en Irak, Siria y Yemen, incluido su uso por Hamás para atacar la Torre de Observación de Defensa de Israel y desplegar enjambres de drones para atacar buques de guerra. Es probable que Boko Haram, ISWAP y al-Shabaab sigan el ejemplo del creciente uso de drones por parte de estos grupos para ampliar su repertorio operativo. Aunque en la actualidad no existe un patrón discernible que vincule al ISIS y a sus afiliados en el Sahel, la creciente adopción de drones por parte de los VNSA es señal de un creciente desafío a la seguridad que debe abordarse con urgencia. A medida que estos grupos siguen observando y aprendiendo de las tácticas de los demás, aumenta el riesgo de ataques con drones en la región, lo que exige medidas proactivas para mitigar esta amenaza en evolución.

Conclusión

A medida que los drones se vuelven cada vez más frecuentes y el Sahel se enfrenta a la compleja interacción de los retos de seguridad, se necesitan medidas proactivas para hacer frente a las amenazas a la seguridad que plantean los drones, lo que pone de relieve la importancia de ir por delante de la evolución de la adaptación tecnológica. Abordar el dilema de la innovación que plantea la proliferación incontrolada de drones entre las ANSV exige un enfoque polifacético. Deben reforzarse los marcos normativos para frenar la adquisición y el uso ilícitos de drones por parte de las ANSV. Además, deben mejorarse las capacidades de recopilación de inteligencia y vigilancia para detectar y desbaratar eficazmente las operaciones de los VNSA con drones, y es imperativo invertir en tecnologías y tácticas contra drones para mitigar la ventaja asimétrica que confieren los drones a estos actores.