Los medios yihadistas y el secreto en línea como valores doctrinales

Los medios yihadistas y el secreto en línea como valores doctrinales

El Mostafa Rezrazi

El importante papel de los yihadistas apostados en campos de batalla en línea quedó reflejado ya en 2006 en la filosofía comunicativa de Al Qaeda, que afirma que «la misión cumplida por un Mujāhid virtual no es menos importante que lo que hacen los muyahidines convencionales en un campo de batalla físico».

«A los piadosos soldados ocultos que tienen su base en nuestros foros y plataformas de la Yihad, que rezan día y noche para estar en las primeras líneas de los medios de comunicación yihadistas, que se esfuerzan y corren para transmitir las noticias de los muyahidines y publicar sus declaraciones y películas a la nación, con la esperanza de atraer a la Ummah a su lado en las filas de los buenos muyahidines» (Abu Sa’d al-Amili, al-Kitaab al-Mata’ al-Yama’).

Con el objetivo de llegar a un público más amplio y convencidas de la importancia de los medios y la comunicación para la consecución de su agenda política, las organizaciones terroristas no sólo se hacen eco de los canales de noticias oficiales. De hecho, han creado sus propios canales de «noticias», como un paso para anticiparse a cualquier cambio que pudiera afectar a las políticas de los medios de comunicación, reduciendo la cobertura de noticias terroristas o las tergiversaciones.

A lo largo de la primera década del siglo XXI, Al Qaeda desarrolló su actuación en el mundo virtual a través de una serie de foros virtuales como la Red Shumūkh al-Ezz, Shumūkh al-Islām, la Fundación Maʼāsadah Media, la Red Fallujah y la Red Islámica Tahaddī, además de otras plataformas mediáticas integradas como la Fundación As-Sahāb, el Furqān, Al-Fajr, el Frente Internacional de Medios Islámicos, la Compañía de Medios As-Somūd, la Fundación Al-Andalus para la Producción de Medios, la Corporación Postal Al-Ansār, la Fundación de Medios Al-Ansār, la Fundación de Medios Al-Malāhim, la Élite de Medios Yihadistas, el Centro de Medios Al-Yaqīn, la Fundación Al-Katāʼib para la Producción de Medios, y otras. Al mismo tiempo, Al Qaeda ha redoblado sus esfuerzos para adaptar sus actividades mediáticas mejorando su presencia en línea en las redes sociales y animando a sus seguidores a ser cada vez más activos en Facebook, WhatsApp, Instagram, Snapchat y otras plataformas de medios sociales en línea.

Sin embargo, a diferencia de Al Qaeda, los dirigentes del Estado Islámico (EI) están menos preocupados por lo que puedan sufrir los simpatizantes debido al rastreo electrónico de seguridad. Consideran que las etapas de Tamkīn (establecimiento) e Istikhlāf (sucesión) requieren una gran movilización de seguidores en todo el mundo, pero esto no debe convertir la preocupación por la seguridad electrónica en un pretexto para retirarse del mundo virtual. Al mismo tiempo, el Diwān (ministerio) de medios de comunicación del EI trabajó en el aumento de procedimientos sólidos de ciberseguridad para la comunicación estratégica del grupo, utilizando las aplicaciones más sofisticadas para evitar el rastreo.

No obstante, cabe señalar que en el ámbito de la comunicación en línea destinada a ampliar el reclutamiento y movilizar a los jóvenes, tanto el EI como Al Qaeda recurrían a pequeños grupos yihadistas leales para que les apoyaran en la promoción de instrucciones de seguridad para miembros y simpatizantes. De este modo, introdujeron una serie de guías formativas en aras de la comunicación de seguridad, como es el caso de la «maleta yihadista».

De hecho, esta cuestión no puede verse como una negligencia por parte del IS, sino como uno de los resultados de la transformación orgánica que se produjo dentro del yihadismo global, al pasar de una estructura de organización central -basada en una cadena de redes de puntos relacionados- a una forma de organización central pero desconectada de todos los simpatizantes de fuera de Siria e Irak. Fue una pieza muy afilada de la teoría de Abû Mus’ab As-Sûrī, que allanó el camino para el concepto de yihad individual.

Por tanto, en lugar de centrarse en las modalidades de discreción entre sus seguidores, el IS ha favorecido el cambio de todo el paradigma, y ha avanzado hacia la creación de un nuevo conjunto de reglas de navegación, basadas en una nueva semántica, nuevos rituales y nuevas técnicas tanto de entrada como de salida en línea. Cabe señalar que los seguidores de IS han demostrado un buen dominio de la mensajería ligera y corta, utilizando efectos que no dificultan el proceso de carga-descarga, además de la mejora de la encriptación electrónica.

Las organizaciones extremistas violentas están experimentando ahora una nueva fase en la trayectoria del yihadismo global actual tan importante como la observada durante los años 2001-2004, y en 2010-2014.

Desde la creación del IS, los grupos activos en la zona iraquí-siria, en el Sahel, e incluso en África Oriental, han desarrollado una escala y un grado de dominio importantes en la gestión política y económica del territorio, y se han familiarizado progresivamente con el aparato burocrático.

En materia de comunicación, han utilizado ampliamente las herramientas de la información para emprender una guerra psicológica y mediática, transmitir sus narrativas y conseguir elaborar una contranarrativa de legitimidad e instaurar una política de imágenes violentas. Estos grupos también aportaron una nueva comprensión del corpus relativo a la yihad y a su proyecto político-religioso de la llamada Khilāfa (Califato).

A nivel mundial, los grupos yihadistas han mostrado capacidad de resistencia y regeneración a través de al menos dos factores:

Capacidad de comunicación

Los grupos yihadistas han sabido optimizar por su cuenta las posibilidades informativas que ofrecen las redes sociales, para llegar a una gran audiencia de forma rápida y en tiempo real. Incluso han desarrollado sus propias estructuras de información (sitio web, órgano de prensa, agencia, servicio de publicaciones), con formas diferentes según las regiones y sus capacidades financieras y técnicas. Los objetivos perseguidos siguen siendo principalmente la sensibilización, la captación, la creación y el mantenimiento de una audiencia, la concienciación a través de imágenes y escenas violentas, espectaculares y a veces con un fuerte contenido emocional.

Esta tendencia se acentuó desde 2014 debido a la aparición del EI. La organización había creado una estructura de información compuesta por unas cuarenta personas y seguía una política de diversificación de su producción en línea y en papel. Esta plataforma ha permitido al EI llegar eficazmente a simpatizantes de Oriente Próximo, Europa, Asia y, por supuesto, del continente africano, al menos de dos maneras diferentes: llegando directamente al público arabófono del norte de África, además de Sudán, y parcialmente a los países anglófonos de África Oriental; o permitiendo una transferencia de conocimientos técnicos a través de los lazos forjados con Boko Haram y Al Shabab, que han adoptado y adaptado los conocimientos al entorno cultural y lingüístico africano.

Por lo general, los grupos yihadistas han tratado de construir y transmitir sus historias, sus relatos, sus versiones de las cosas, su interpretación de la realidad, y difundirlos con la intención de persuadir y tomar como testigo al mundo musulmán.

Convertir la actividad mediática en doctrina

Gracias a sus crecientes capacidades de comunicación, los grupos yihadistas han sido capaces de transformar su actividad mediática en doctrina. De este modo, los medios ya no son una herramienta o un intermediario, sino una base sólida para su propia narrativa.

En la matriz de la tercera oleada de yihadismo global, a quienes se ocupan de las noticias se les denomina «yihadistas de la palabra y la imagen» o «yihadistas anónimos». Esta denominación fue consagrada por Abû Sa’d al-‘Âmilî, y luego adoptada por Hussain Mâathidi, director de la agencia islámica de noticias Haq (wakâlat al-anbâ ‘al-islâmiya Haq).

En el plano doctrinal, con el fin de garantizar una comunicación eficaz, segura y resistente, la nueva generación de yihadistas ha sabido combinar los rituales técnicos con un componente doctrinal en sus rituales de acceso al mundo virtual.

  • El acto mediático yihadista es una operación yihadista, ya que «la misión cumplida por un Mujāhid virtual no es menos importante que lo que hacen los muyahidines convencionales en un campo de batalla físico.»
  • «La discreción favorece las buenas acciones, y la devoción a Dios»: en esta construcción doctrinal, la discreción no es una técnica para ocultarse o evitar la exposición. A diferencia de la Taqiyya chií, la discreción es fundamental para la doctrina del Tawhīd (unicidad de Dios), de la que al Ikhlās (devoción a Dios) es el pilar más importante. Pero en su lógica, la devoción es muy engañosa, ya que uno tiene que «evitar caer en Ar-Riyā» (falta de sinceridad y no puede), lo que requiere la seguridad de que cualquier acto es fielmente propio de Dios, por lo que nada más que la discreción, puede asegurar eso.
  • La conciencia (de los enemigos), a su vez, basada en la jurisprudencia de la yihad, combina la autoconservación y el altruismo, para lo cual los teóricos de la seguridad de la yihad inventaron un nuevo capítulo en su literatura, denominado «Al-ʾAmniyāt- Asuntos o Expedientes de Seguridad». Encontramos sus piezas más importantes recogidas en la «Enciclopedia de la Seguridad Yihadista» de Abû Zubaydah, quien asumió el reto de construir una base de datos dedicada a los ¨oficiales¨ de seguridad yihadistas de Al-Qaeda, que posteriormente fue actualizada por los líderes del IS.

Abû Sa’d Al-‘Âmilîi, una de las figuras más influyentes en la teorización de la yihad electrónica, proporciona un modelo claro sobre cómo la seguridad de las acciones yihadistas en línea puede percibirse no como herramientas de comunicación, o simples procedimientos de concienciación, sino como un acto de culto.

En uno de sus capítulos titulado «¿Quién es Abû Sa’d Al-‘Âmilî y otros “anónimos” de Internet?», Al-‘Âmilî viene a responder a las preguntas de sus lectores, que ignoran quién es. Quiere convencerles de que ocultar su identidad y mantener un perfil anónimo en Internet es una condición devocional y no sólo una precaución de seguridad.

De hecho, los escritos de Al Âmilî documentan una etapa sensible en la actuación de los medios de comunicación yihadistas durante un periodo crítico en la historia de los movimientos yihadistas, especialmente la fase de transición tras el asesinato de Bin Laden, el estallido de la Primavera Árabe y la aparición del IS.