El jefe del Estado Mayor francés ha afirmado su deseo de querer limitar el nivel de compromiso de las Fuerzas Armadas galas en el Sahel
BEATRIZ DE LEÓN COBO
Atalayar
El pasado 10 de diciembre el jefe del Estado Mayor de los Ejércitos, el general François Lecointre, realizó una visita oficial a las fuerzas francesas de la Operación Barkhane. Durante esta visita el general Lecointre se entrevistó con el periódico francés Le Monde. El contenido de esta entrevista ha generado debate, ya que, a las vísperas del octavo aniversario de las operaciones francesas Serval y Barkhane, el jefe del Estado Mayor ha afirmado su deseo de querer limitar el nivel de compromiso de las Fuerzas Armadas francesas en el Sahel.
A petición del Gobierno de Mali, tras el golpe de Estado de 2012 y la expansión del yihadismo en el norte del territorio maliense, Francia desplegó la Operación Serval que un año más tarde se convirtió en la Operación Barkhane, con un enfoque regional en el que se pretende combatir la amenaza yihadista transfronteriza. Tras ocho años de misión, los grupos yihadistas y sus ataques se han multiplicado y extendido desde el norte de Mali hasta la zona de las tres fronteras, más conocida como Liptako Gourma (Mali, Burkina Faso, Níger). Desde los últimos meses, han comenzado los ataques yihadistas en otras fronteras como en la de Mali con Costa de Marfil. A pesar de varias victorias tácticas en el terreno en el último año, como la eliminación del jefe militar de JNIM Ba Ag Moussa, la amenaza terrorista sigue lejos de poder ser erradicada y a las tropas malienses y del G5 Sahel le queda bastante tiempo para que puedan ser autónomas sobre el terreno. En enero de 2021 se cumplirá el primer aniversario de la cumbre del G5 en Pau, en el que Francia renovó su compromiso con la seguridad del Sahel enviando a 600 soldados más sobre el terreno (de 4.500 a 5.100), a la zona de Liptako Gourma.
Aunque el general Lecointre esté a favor de limitar el compromiso, es consciente de que la decisión depende del Poder Ejecutivo, y que, además, en ningún caso se trataría de salir del terreno, sino de una evolución sostenible e inteligente, para no ser reemplazados por los rusos o los chinos, como ha ocurrido en otros escenarios africanos, por ejemplo, en el caso de la República Centroafricana con Rusia. Por todo ello, teniendo en cuenta que las Fuerzas Armadas locales no están todavía preparadas, Francia es perfectamente consciente de que aún no se puede ni se debe ir, pero las palabras del general Lecointre demuestran la intencionalidad de Francia en buscar una estrategia de transición para, a partir del décimo aniversario, poder comenzar una retirada de las tropas francesas.
Desde el inicio de la operación en 2013, 44 soldados franceses han muerto sobre el terreno y la operación cuesta alrededor de 1.000 millones de euros anuales. Este esfuerzo prolongado en el tiempo comienza a agotar a los franceses, especialmente después de este año en el que se han enfrentado a varios retos sobre el terreno. A pesar de que el Gobierno de transición maliense tras el golpe de Estado en agosto ha reafirmado su consentimiento y voluntad de que Francia siga estando sobre el terreno, comienzan a vislumbrarse discrepancias entre la estrategia de Mali y Francia. Ante la falta de mejoría en el plano de lucha antiterrorista, el Gobierno maliense está considerando seriamente negociar con dos de los líderes del yihadismo en Mali perteneciente al grupo JNIM, ligado con Al-Qaeda. Francia ya ha expresado en varias ocasiones que considera un error negociar con los yihadistas, sean del grupo que fueren.
Tanto la sociedad francesa como la élite política, consideran que Francia es el único país verdaderamente comprometido con la seguridad del Sahel y les parece que a pesar de la ayuda que prestan algunos socios europeos. Aunque es cierto que Francia es el país con más tropas sobre el terreno con capacidades y mandato de combate, la Unión Europea en su conjunto está cada día más involucrada con la seguridad del Sahel. Pocas semanas antes de estas declaraciones del General Lecointre, la operación de entrenamiento EUTM-Mali renovaba su mandato hasta 2024, aumentando los efectivos destinados en la operación de 600 hombres a 1.100, con el objetivo de llegar a 1.230 en 2022. Esta operación que comenzó en 2013 ha decidido dar un salto cuantitativo y cualitativo en su amplitud y ambición. Los efectivos de EUTM comenzarán a entrenar por primera vez sobre el terreno en vez de solamente en las academias, acompañando a las FAMas en sus operaciones. Por otro lado, a medio plazo se pretende que existan operaciones EUTM en los cinco países del G5 Sahel para mejorar la interoperabilidad entre los Ejércitos locales y ser capaces de hacer mejor frente a la amenaza transfronteriza que supone el yihadismo en la región del Sahel. Esta misión de entrenamiento podría convertirse en uno de los relevos de la Operación Barkhane en cuanto adquiriese una forma de misión ejecutiva con mandato de combate sobre el terreno.
La otra alternativa, que es la favorita entre los franceses, es potenciar la ‘task force’ Takuba. Esta unidad comenzó con un grupo de élite de fuerzas especiales provenientes de Francia y Estonia que pretenden entrenar y acompañar en combate a las fuerzas malienses. Esta misión que comenzó en julio de 2020 comienza a ver sus primeros resultados satisfactorios con una unidad ligera de reconocimiento e intervención formada y con capacidades operacionales autónomas. Esta ‘task force’ es el intento de europeizar Barkhane desplegando a tropas europeas sobre el terreno, pero con una misión de combate y no exclusivamente de entrenamiento como en el caso de la EUTM.
Varios países europeos ya han decidido sumarse a esta iniciativa, entre ellos la República Checa y Suecia, que serán los siguientes en desplegarse sobre el terreno. Otros como Bélgica, Dinamarca, Gran Bretaña, Holanda, Noruega, Italia, Alemania, Portugal y Grecia se han comprometido ya a enviar fuerzas especiales sobre el terreno, aunque algunos de estos países necesitan todavía la confirmación de sus Gobiernos. La fuerza Takuba está bajo el paraguas de la operación Barkhane y se coordina, por tanto, con las fuerzas ya desplegadas en la zona: las misiones europeas EUTM y EUCAP, las tropas del G5 Sahel y la MINUSMA.
Macron también está esperando a una posible reacción de Estados Unidos sobre el terreno. El pasado octubre se anunció la fusión del comando de Estados Unidos en Europa y en África, que pasaría de ser liderado por un general de 2 estrellas a uno de 4 estrellas. Este cambio refleja el interés de Estados Unidos por el Sahel que podría ser continuado y especificado durante la nueva presidencia de Biden.
En conclusión, no hay dicotomía por ahora; a pesar de que Takuba y EUTM podrían sustituir y/o complementar los esfuerzos franceses a medio plazo, a corto plazo Francia deberá seguir sobre el terreno.