El Frente Polisario estaría usando la inestabilidad de la zona para ganar adeptos utilizando los campos de Tinduf como caldo de cultivo
JOSÉ MARÍA MARTÍN
Atalayar
La situación en los campos de Tinduf, además de su complejidad intrínseca en términos humanitarios, se ve agitada por preocupantes intenciones del Frente Polisario. A una ya de por sí complicada situación que se vive en estos campamentos, se une una voluntad de captar adeptos con fines terroristas que expertos alemanes han desvelado en un informe publicado en el medio ARD. Estos señalan los campos de la región argelina de Tinduf como un objetivo de grupos radicales del Sahel y el Magreb donde expandir sus ideas y captar nuevos integrantes para sus organizaciones.
La información publicada por el medio germano señala directamente a uno de los hombres fuertes del Frente Polisario, Ismail Ahmed. Con vínculos con ISIS en África e importante colaborador en la captación de nuevos miembros a través de foros de Internet, Ismail no es desconocido para la justicia española. A finales del mes de mayo, la Audiencia Nacional de Madrid le impuso una condena de dos años de prisión – además de cinco años de libertad condicional – por «radicalización», entre otros cargos. Recientemente se le ha podido ver en vídeos propagandísticos en los que lanzaba mensajes como este: “Mi camino es el Corán, que es mi espada, es el mismo camino que recorrieron los profetas, es el camino de los mártires”.
Los grupos terroristas con actividad en las regiones del Sahel y el Sáhara llevan a cabo una importante labor de reclutamiento en regiones como la de Tinduf debido a las condiciones de inestabilidad y pobreza que las rodea. Se trata de un caldo de cultivo provechoso para los grupos radicales que expanden sus ideas a través de ellos, lo que no quiere indicar que se trate del objetivo final; nada más lejos de la realidad. De hecho, desde el medio alemán apuntan hacia Occidente que, según los observadores, seguiría siendo el objetivo principal de todos estos grupos: “Estos grupos no solo están enfocados en controlar áreas en la región, sino que todos siguen siendo parte de esta estrategia global, lo que significa que los ataques a Occidente son una prioridad”.
Hans-Jakob Schindler, director de la organización internacional sin ánimo de lucro Counter Extremism Project, advierte precisamente de esto y, además, señala al peligro que puede suponer estos intentos de captación también en Europa: “Todavía es posible instrumentalizar a personas en Europa procedentes de las regiones en conflicto, radicalizarlas y luego, posiblemente, incluso motivarlas para llevar a cabo atentados”. Y es que se trata de un trabajo que algunos como el mencionado Ahmed pretenden llevar a cabo en Europa, algo que este hacía a través de un número de teléfono alemán que utilizaba para enmascarar su identidad.
Esta es una práctica más común en Europa ya que la comunicación en el Sahel se limita a la mensajería a través de Facebook. Es esta red la más empleada por terroristas para inundar las redes con sus ideas extremistas y reclutar nuevos integrantes. Como explicaba la organización de antiguos agencias de inteligencia al medio BR24, “la comunicación allí es muy limitada. Esto indica que sólo utilizan sus cuentas de Facebook para conectarse entre sí. Luego pasan al servicio de mensajería Telegram u otros medios de comunicación”. Esto genera una de las situaciones más preocupantes para la inteligencia alemana, como es la conexión existente entre los diversos grupos terroristas.
Bien sea Boko Haram en Nigeria, Al-Shabaab en Somalia o facciones de DAESH que actúan en el Sáhara y el Sahel, todos ellos mantienen el contacto y están al corriente de los movimientos del resto de grupos. Y el foco, según apunta Hans-Jacob Schindler lo tienen claro: “Allí donde los gobiernos son débiles, donde hay penurias económicas, donde hay desigualdad, eso es, por supuesto, un potencial de reclutamiento para los grupos terroristas”. Son muchos los factores que dibujan un contexto propicio para el desarrollo de la actividad terrorista en regiones con tantas dificultades como la que representa Tinduf, donde la presencia del Polisario hace aún más complicada la situación, si cabe.
Lo que no se debe obviar, según apunta el psicólogo Ahmad Mansour, que mantiene contacto frecuente con los refugiados que pueblan Tinduf, es que la inestabilidad y la pobreza no son los únicos elementos que provocan este tipo de encrucijadas. También influye “la forma de entender el islam que se practica allí, que siempre lleva a los individuos a radicalizarse”, en referencia a lo que se intenta imponer desde el Frente Polisario. Es todo ello lo que está tejiendo una red tan compleja como peligrosa, cuyas primeras víctimas residen en los campamentos de Tinduf que ven cada más extendido el extremismo entre sus integrantes.