En Chad, el consejo militar de transición se revela como un mal necesario

En Chad, el consejo militar de transición se revela como un mal necesario

Tras la muerte de Idriss Déby, se ha creado en Chad un Consejo Militar de Transición. Mal necesario, debería contribuir a estabilizar el país y, con él, el conjunto de la región

MATTHIEU ANQUEZ
Presidente de ARES Stratégie, experto en geopolítica

La muerte violenta del presidente Idriss Déby, el 20 de abril de 2021, y la creación de un Consejo Militar de Transición (CMT) presidido por su hijo, Mahamat Déby, se produjeron en un momento en el que el compromiso de Francia en el Sahel estaba experimentando un cambio significativo tras el anuncio de Emmanuel Macron, a principios de junio, de que se reduciría la operación Barkhane. Chad estaba a la vanguardia del compromiso de Francia contra los grupos terroristas armados (GAT) que operan en la región del Sáhara-Sahel. Chad dispone de unas fuerzas armadas cuya eficacia es reconocida tanto por sus socios del G5 Sahel (Mauritania, Mali, Níger, Burkina Faso y Chad) como por Francia. Según la clasificación Global Fire Power 2021, Chad sigue siendo la primera potencia militar del G5 Sahel.

Es razonable cuestionar la legitimidad de la CMT, que ha instaurado un toque de queda, cerrado el parlamento y cerrado las fronteras. La constitucionalidad de esta institución puede, en efecto, cuestionarse, y su compromiso de organizar elecciones en un plazo de 18 meses suscita lógicamente la desconfianza de numerosos observadores y organizaciones. Sin embargo, la situación de seguridad exige un estado de excepción política, siendo la prioridad absoluta evitar una mayor inestabilidad política en uno de los Estados del Sahel.

No se puede luchar contra los grupos terroristas armados sin la plena implicación de Chad

El principal peligro reside en una desestabilización general de la región sahelo-sahariana, aunque Francia reduzca su presencia militar en ella. La desestabilización genera caos, lo que a su vez favorece la aparición de grupos islámicos armados y la emigración incontrolada debido al aumento de las atrocidades y los enfrentamientos intercomunitarios. La CMT garantiza la continuidad política y de seguridad de facto en el compromiso de Chad en la lucha contra la amenaza islamista, impidiendo la rápida desintegración del país. Sobre todo, la CMT permite al ejército mantener su apoyo político al régimen manteniéndolo al margen de la política nacional.

Otros países no se han beneficiado de la misma situación, si la comparamos con la de Mali, que sufrió otro golpe de Estado en mayo de 2021. Este acontecimiento provocó fuertes reacciones en el seno de la Unión Africana (UA) y en Francia, con verdaderos interrogantes sobre la continuación de las operaciones conjuntas con las fuerzas armadas malienses, suspendidas durante un tiempo. Malí es un país al borde de la implosión, en claro contraste con la estabilidad que la CMT proporciona actualmente en Chad. Sin estabilidad interna, no puede haber una política de defensa coherente, sobre todo si la unidad del ejército se desintegra en una guerra de facciones.

La CMT será juzgada por su capacidad para organizar una transición democrática

Aunque la CMT tiene legitimidad en términos externos, será juzgada en primer lugar en función de la política interior de Chad. Esta es la cuestión fundamental para los chadianos, los primeros interesados, y requiere una respuesta política y sociológica.

La legitimidad de la CMT plantea interrogantes. Algunos la ven como un régimen pretoriano que sustituye a un régimen considerado autoritario, con una dimensión familiar que no es ajena a África. Otros deploran su carácter anticonstitucional y las medidas aplicadas desde su creación para garantizar el orden en el país. Por último, los observadores afirman que los problemas fundamentales de Chad, como el reparto de los recursos, el equilibrio entre comunidades y las aspiraciones de los jóvenes, no pueden resolverse con un régimen de este tipo.

No obstante, la CMT se ha comprometido a organizar elecciones democráticas en un plazo de 18 meses. Goza de legitimidad internacional, al haber sido reconocida por sus principales socios regionales del G5 del Sahel, así como por Francia. Conscientes de la necesidad de estabilidad, la comunidad internacional y la Unión Africana no han condenado formalmente a la CMT, al tiempo que insisten en la necesidad de respetar sus compromisos con la transición democrática. Esta situación convierte al CMT en el régimen legítimo de facto en Chad, y a Mahamat Déby en su presidente.

La estabilidad es el requisito previo para cualquier transición democrática. Es imposible iniciar un proceso de este tipo en un contexto de guerra civil o de graves disturbios internos. Esta es la primera etapa, aunque insuficiente, pero fundamental en cualquier evolución positiva. Podría argumentarse que muchos regímenes han invocado, con razón, la necesidad de estabilidad para mantenerse en el poder, a costa de medios poco respetuosos con los derechos humanos. Esto es cierto. Pero la CMT es todavía una institución joven, cuyas acciones aún no pueden juzgarse. Se impone aquí un mínimo de retrospectiva, y es observando y evaluando si se producen efectivamente evoluciones positivas hacia la organización de elecciones democráticas como podremos condenarla o apoyarla. Por tanto, debemos estar atentos: ¿Qué espacio se deja a la oposición? ¿Se ha pensado en el futuro de los jóvenes? ¿Figura en el orden del día de la CMT un reparto más equitativo de los recursos?

Los socios de Chad deben apoyar la transición democrática del país

En realidad, la CMT podría ser una oportunidad para Chad. La omnipresencia de Idriss Déby, especialmente durante las dos últimas décadas, podría haber sido un obstáculo para la transición democrática. Esta última es ahora una posibilidad creíble. Se abre una ventana de oportunidad para los chadianos, donde el cambio es posible. La voluntad política de la CMT será decisiva.

Así pues, la creación de la CMT puede considerarse, en el ámbito de la ciencia política, un mal necesario, un paso ineludible para garantizar la estabilidad interna y la continuidad del compromiso de Chad en la lucha contra el terrorismo islámico. Por el momento, es demasiado pronto para beneficiarse de una retrospectiva suficiente para condenarla. Por el contrario, sus socios no pueden sino congratularse de una situación que evita un caos perjudicial para la región.

Con el tiempo, se podrá evaluar la política de la CMT, en función de si cumple o no sus compromisos. La Unión Africana y la comunidad internacional, incluida Francia, podrían apoyar a la CMT en la ardua tarea de preparar la transición democrática en un país poco acostumbrado a ella. Este es uno de los deseos de Mahamat Déby, que pide apoyo financiero para la organización de elecciones libres. Sin embargo, no nos apresuremos a condenar a un régimen que aún es joven y que todavía no ha podido demostrar su verdadera buena fe. Sólo los hechos nos permitirán juzgarlo.