En Burkina Faso, los condenados de la guerra

En Burkina Faso, los condenados de la guerra

Kalidou Sy

Esta es la historia de un país de África Occidental que ha vivido una insurrección, tres golpes de Estado y, sobre todo, una inseguridad cotidiana en el espacio de ocho años. Es la historia de más de 20 millones de personas que tuvieron que cambiar su modo de vida de la noche a la mañana. Este país es Burkina Faso. Intercalado entre Malí, Níger, Costa de Marfil, Ghana, Benín y Togo, a los medios de comunicación occidentales les gusta presentarlo como «uno de los países más pobres del mundo».

Burkina Faso, que durante mucho tiempo se libró de los grupos armados activos en Malí y Níger, se enfrenta a ataques cada vez más frecuentes y mortíferos. Desde 2016, los grupos islamistas armados han aumentado considerablemente su presencia allí, creando un clima de miedo en todo el país. En dos años, la capital, Uagadugú, ha sufrido tres atentados. Del norte al este del país, pero también en el oeste e incluso en el sur, los grupos yihadistas perpetran atentados casi a diario. En estas regiones, hacen la guerra a los representantes del Estado, pero no solo eso. Profesores, agricultores, jefes de aldea, líderes religiosos y trabajadores sanitarios: nadie escapa a sus ataques.

Según un recuento de AFP, solo entre 2015 y 2019, más de 1.500 personas habrían muerto a causa de este conflicto. Desde entonces, esta cifra no ha dejado de aumentar. En la actualidad, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados contabiliza cerca de 2 millones de desplazados en Burkina Faso. Niños, mujeres y hombres que abandonan repentinamente sus hogares, sus aldeas y la tierra que han heredado y habitado durante siglos.

Un destino cambiado para siempre

Detrás de las cifras y las estadísticas, está la realidad de familias enteras que sufren a diario la inseguridad. A menudo, los periodistas tendemos a calificar de víctimas sólo a quienes pierden la vida en los atentados. Pero hay víctimas vivas del fenómeno yihadista, a las que yo llamo los «invisibles». Porque cuando un pueblo es atacado por grupos armados, causando la muerte de decenas de personas, los supervivientes pueden ser esposas, maridos, hermanas y hermanos, abuelos, primos, hijos, amigos? Su destino cambia para siempre.

Las consecuencias de la inseguridad para estas poblaciones son terribles: alejamiento de la familia, radicalización, soledad, desplazamiento de poblaciones. En términos de salud mental, muchas víctimas sufren trastornos de estrés postraumático, que pueden incluso conducir al suicidio.

Recoger los testimonios de estas personas no fue fácil, porque desde 2015, en Burkina Faso, la gente ya no sabe «quién es quién». Todo el mundo sospecha del otro. Entre 2019 y 2021, sin embargo, pude conocer a un centenar de personas cuyas vidas se han visto directamente afectadas por este conflicto. He aquí algunas de sus historias.