Empoderando a los refugiados del asentamiento chadiano de Kerfi mediante una próspera apicultura

En medio del árido paisaje, bajo la sombra de acacias y mangos, florece un sentimiento de esperanza. No es sólo el sonido de las abejas trabajando, es la promesa de un futuro mejor para los refugiados de Sudán y la República Centroafricana que llevan más de una década viviendo en Kerfi.

Por Eugene SIBOMANA

En Kerfi, ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, trabaja con socios y comunidades locales para apoyar un proyecto de apicultura destinado a mejorar los medios de subsistencia de los refugiados.

Para muchos de estos refugiados, el viaje a Kerfi fue duro e incierto. Huyendo del conflicto y la violencia, dejaron atrás todo lo que conocían y buscaron refugio en una tierra desconocida e inicialmente poco acogedora. Pero a pesar de las dificultades del desplazamiento, el proyecto apícola es algo más que un medio para producir miel: es un salvavidas hacia la estabilidad y la autosuficiencia.

«Llegamos a Kerfi exhaustos y con las manos vacías. La ayuda humanitaria era insuficiente y estábamos desesperados», recuerda Aboubakar Ahmat Khalil, presidente de la asociación apícola del asentamiento de refugiados de Kerfi. «Pero no nos rendimos. Con el apoyo de ACNUR y sus socios, formamos un pequeño grupo y nos embarcamos en la apicultura tradicional para sobrevivir.»

Syama se vio obligada a huir con su marido y su primogénito cuando sólo tenía 18 años; ahora, como madre de cinco hijos, ha demostrado una notable capacidad de resistencia para reconstruir su familia. «Ser madre refugiada a una edad temprana fue todo un reto, y tuve que asumir la responsabilidad de mantener a la familia. El proyecto de apicultura desempeñó un papel esencial para ayudarme a superar las adversidades», afirma Syama Mahamat Dougous.

Con formación y apoyo de expertos, los refugiados no sólo han abrazado el arte de la apicultura, sino que lo han hecho con una determinación y una resistencia inquebrantables. La asociación produce unos 600 kilos de miel al año, que generan unos 3.000.000 FCFA (casi 5.000 dólares). El 70% de esta cantidad se distribuye entre los 12 miembros de la asociación, mientras que el 30% restante se destina al ahorro. Estos ahorros sirven como fondos de emergencia para los miembros y ofrecen oportunidades de crédito a los interesados en emprender otros negocios, facilitando así su crecimiento.

© UNHCR/Eugene Sibomana

Aboubakar, Syama y muchos otros miembros han encontrado en este proyecto una nueva oportunidad para fomentar la resiliencia y la autosuficiencia en circunstancias difíciles. «Los ingresos del proyecto se suman a la ayuda humanitaria que recibimos. Incluso he montado un pequeño negocio y trabajo en el almacén de la asociación, situado a las afueras del asentamiento de refugiados de Kerfi», afirma Syama.

Los beneficios del proyecto van mucho más allá de la miel cosechada. A través de la apicultura, los refugiados adquieren valiosas habilidades, generan ingresos y cultivan un fuerte sentido de comunidad y propósito.

Cada colmena de la asociación apícola de Kerfi simboliza la resiliencia, mostrando la fuerza inquebrantable de «personas que desafían ser definidas por su desplazamiento».

«Cuando huimos a Chad, todo el mundo se esforzaba simplemente por sobrevivir. Algunos refugiados encontraron la forma de crear pequeñas empresas, mientras que otros se dedicaron a la agricultura y la ganadería. Pero para nosotros era diferente. Anhelábamos utilizar nuestros conocimientos de apicultura para ganarnos la vida y alimentar un sentimiento de unidad y propósito dentro de la comunidad», añadió Syama.

Hoy, las estanterías del mercado local de Kerfi están repletas de tarros de miel dorada, cada uno con historias de coraje y esperanza de refugiados que se atrevieron a soñar con un futuro mejor. El ACNUR, en colaboración con su organización asociada CIAUD, y el generoso apoyo de otros donantes, ha contribuido a que el proyecto de apicultura se convierta en un poderoso agente de cambio, aportando dulzura a las vidas de los refugiados desplazados por la fuerza en Kerfi, y sembrando las semillas de un mañana prometedor.