El recrudecimiento de los atentados terroristas podría aumentar la inestabilidad en el Sahel.
Jean Sovon
Global Voices
El resurgimiento de la violencia en países del Sahel como Mali, Burkina Faso y Níger, se atribuye en gran medida a la retirada de los aliados militares en estos países debido a las deterioradas relaciones entre sus gobiernos golpistas y las naciones occidentales.
Desde 2020, África Occidental ha sufrido varios golpes de Estado, seis de ellos en la región del Sahel: Níger (2023), Burkina Faso (enero de 2022 y septiembre de 2022), Guinea (2021) y Mali (2020 y 2021). Los gobiernos civiles de estos países han sido derrocados y sustituidos por gobiernos militares, cuya primera orden del día fue poner fin a los acuerdos militares de la era colonial francesa y exigir la retirada de las tropas francesas de sus territorios.
En enero de 2013, las tropas francesas se desplegaron oficialmente en el Sahel, en el marco de la Operación Serval, para ayudar al ejército maliense a contener el avance de grupos rebeldes, terroristas y salafistas que exigían la independencia de la región septentrional maliense de Azawad. En 2014, Serval acabó convirtiéndose en la Operación Barkhane, que se extendió más allá de las fronteras malienses para cubrir el Sahel y partes del Sáhara.
La retirada de las tropas de la Operación Barkhane de Malí, Níger y Burkina Faso ha dejado un vacío importante en la seguridad de la región. Para llenar este vacío, los militares golpistas de Malí y Burkina Faso han establecido relaciones con Rusia y han pedido así al Grupo militar Wagner que forme parte de su nueva estrategia de defensa.
Resurgimiento de los atentados terroristas
Durante un tiempo, el despliegue de tropas francesas redujo considerablemente los atentados terroristas en el Sahel y en Malí en particular. Así lo explica Jonathan Guiffard, experto en crisis del Sahel del Institut Montaigne, en su reseña titulada Barkhane: ¿éxito? ¿Fracaso? ¿Bolsa mixta?
La operación antiterrorista llevada a cabo entre 2013 y 2022 permitió a las fuerzas armadas francesas, malienses, nigerianas y burkinesas abatir a los emires (dirigentes) de cuatro katibats (brigadas ) de Al Qaeda en el Magreb Islámico, a decenas de sus jefes operativos, a los emires de Al Mourabitoun y del Movimiento por la Unidad y la Yihad en África Occidental, a varios responsables de Ansar Dine, así como a tres de los cinco emires del Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (…).
Sin embargo, hay tres cuestiones estrechamente relacionadas que rodean la situación actual: una oleada de golpes de Estado, la retirada de los aliados militares del Sahel y el auge de los grupos rebeldes que ganan terreno tanto en Burkina Faso como en Malí y Níger.
El golpe de Estado nigerino del 26 de julio de 2023 ha debilitado considerablemente la región del Sahel. Al haber caído el último bastión, el país se ha convertido en un nuevo caldo de cultivo para las amenazas yihadistas, lo que complica aún más la situación de seguridad. Aunque Níger había sufrido varios atentados terroristas antes del derrocamiento del ex presidente, Mohamed Bazoum, los ataques aumentaron significativamente tras el golpe, como menciona un primer balance del Consejo Nacional de Salvaguarda de la Patria (CNSP) en Radio France Internationale (RFI):
El 3 de agosto, un pueblo cercano a Anzourou, situado al noroeste de Niamey y a menos de 100 kilómetros de la frontera maliense, fue atacado, dejando al menos 5 muertos. Al día siguiente, las aldeas de Wabila y Hondobon, cercanas a Kokorou, corrieron la misma suerte; 12 personas resultaron muertas. La comuna de Dessa también fue atacada y se llevaron ganado. El 9 de agosto, en Bourkou Bourkou, cerca de la mina de oro de Samira, «bandidos armados» mataron al menos a cinco guardias nacionales.
Hasta el 19 de agosto, es decir, dos semanas después del golpe, se habían producido nueve ataques con numerosas víctimas en diversas zonas del país.
Aunque las tropas francesas estaban desplegadas en Burkina Faso desde 2018, este país ha sufrido ataques yihadistas desde 2015. Una serie de golpes de Estado ha contribuido al desmoronamiento de la red de seguridad del país. El último golpe, que llevó al poder al capitán Ibrahim Traoré, puso fin de hecho al despliegue de tropas francesas en el país a principios de 2023.
El nuevo gobierno trató de tomar el control de la seguridad del país, por lo que llevó a cabo varias ofensivas para neutralizar a los yihadistas. Una operación llevada a cabo el 16 de abril de 2023 permitió capturar a varios terroristas, según publicó el medio de comunicación Africa 24 en X (antes Twitter):
El domingo 16 de abril de 2023, las fuerzas armadas de #BurkinaFaso afirmaron haber neutralizado al menos a 70 «terroristas» durante dos ataques contra dos unidades militares y sus auxiliares en el norte y centro-norte del país. pic.twitter.com/dUybe8KMRU
– #AFRICA24 (@AFRICA24TV) 17 de abril de 2023
También se hizo un llamamiento a los ciudadanos alistados como Voluntarios para la Defensa de la Patria (VDP) para aumentar el número de combatientes y apoyar al personal militar. Sin embargo, como el país sigue sufriendo atentados terroristas, esta medida se ha quedado corta.
Según el diario francés Le Monde, el 18 de julio se produjo un atentado en dos localidades distintas del oeste del país, que dejó una decena de heridos. El 6 de agosto, otro at entado en Nohao, en la región centro-oriental fronteriza con Togo, mató a una veintena de comerciantes. Además, según un informe de Africanews, 53 ciudadanos burkineses (soldados y miembros del VDP) murieron en otro ataque el 4 de septiembre.
Malí es especialmente vulnerable
La situación es más compleja en Malí que en otros lugares. Este país había sufrido violentos ataques en demanda de la independencia de la región de Azawad antes del despliegue de tropas francesas en el marco de la Operación Serval y de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Malí (MINUSMA) en 2013.
Los golpes de Estado en el país precipitaron la salida de las tropas francesas y la retirada gradual de la MINUSMA, que finalizará el 31 de diciembre de 2023. Mientras tanto, el acuerdo de paz firmado entre el gobierno maliense y los grupos armados en 2015 quedó sin efecto cuando los grupos rebeldes retomaron las armas el 7 de septiembre. Según Radio France Internationale:
El jueves, dos ataques distintos tuvieron como objetivo la base militar de Bamba (región de Gao) y un barco que navegaba por el río Níger en la zona de Gourma-Rharous (región de Tombuctú). El viernes también fueron atacados una base militar y un aeropuerto malienses en Gao. Los atentados del jueves dejaron al menos 64 muertos.
La población saheliana tiene claro que sus gobiernos son incapaces de garantizar su seguridad. Desde que comenzaron las rebeliones en la región en 2003, decenas de miles de personas, incluidos niños, han perdido la vida y más de 2 millones han sido desplazadas. La situación no hace más que empeorar, como indica un informe sobre el terrorismo mundial en 2023 del Instituto para la Economía y la Paz (IEP):
La región del Sahel, en el África subsahariana, es ahora el epicentro del terrorismo, con más muertes por terrorismo en 2022 que en el sur de Asia y Oriente Medio y Norte de África juntos. Las muertes en el Sahel constituirán el 43% del total mundial en 2022, frente a sólo el 1% en 2007.