El peso del Estado Islámico en el Sahel

El peso del Estado Islámico en el Sahel

El Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS), que reivindicó el atentado del martes 10 de diciembre contra la guarnición de Inatès en Níger, se sitúa muy por delante de sus rivales AQMI y GSIM en el Sahel.

MondAfrique

Era de esperar: finalmente fue el Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS) quien rápidamente reivindicó el ataque del martes 10 de diciembre de 2019 contra la guarnición militar del ejército nigerino en Inatès, en la frontera entre Níger y Malí. De una magnitud sin precedentes, la operación costó la vida a 71 soldados, entre ellos el jefe del puesto avanzado, el comandante Hassan Anatoub.

No es la primera vez que el EIGS toma la iniciativa de atacar bastiones en Níger. Además del asalto a la prisión de alta seguridad de Koutoukalé en octubre de 2016, el EIGS atacó una patrulla estadounidense-nigeriana en octubre de 2017, matando a 4 miembros de las fuerzas especiales estadounidenses y a 5 soldados nigerinos.

El grupo terrorista también es muy activo en Mali, donde se le atribuye la operación kamikaze del 11 de enero de 2018 contra una patrulla militar francesa de la Operación Barkhane en la zona de Ménaka, no lejos de la frontera con Níger. El EIGS también ha cometido otros crímenes en Malí, como masacres en las aldeas tuareg de Aklaz y Awkassa, en las que murieron unas cuarenta personas. Al otro lado de la frontera, en Burkina Faso, se atribuye a la rama del Estado Islámico el asesinato en abril de 2018 del alcalde de Koutougou y el secuestro de un profesor en Nassoumbou.

Hacia una estrategia dereclutamiento local

En octubre de 2016, cuando el grupo liderado por Abu Walid Al Saharaoui obtuvo finalmente el reconocimiento de la matriz Estado Islámico, contaba con unos 600 combatientes suministrados por los 11 movimientos yihadistas de la zona que se habían federado para formarlo. Antiguo miembro de AQMI y luego de Al Mourabitounes, Abou Walid Al Saharoui no tardó en reclutar combatientes locales en Malí, Níger y Burkina Faso. El EIGS cuenta ahora en sus filas con cientos de fulani de Níger, Burkina Faso y Malí, así como con zarmas nigerinos de la región de Tillabéry, songhay de la región de Gao y tuareg de Malí. A diferencia de otros grupos dirigidos exclusivamente por emires del Magreb o de Levante, el EIGS ha optado por confiar puestos importantes de su organigrama a figuras locales. El fulani nigeriano Iliassou Djibo, alias Tchaporé, líder de la katiba Akabar, se sienta junto a Abou Walid en el mando del Estado Islámico en el Sahel, mientras que el tuareg maliense Ekaray Aboulatif, natural de Menaka, está en la zona de la triple frontera. La estrategia del Estado Islámico en el Sahel pasa también por la ausencia de rivalidades mortales o rencillas de liderazgo con los otros dos grandes grupos presentes en la zona: el Groupe de soutien à l’islam et aux musulmans (GSIM), liderado por el maliense Iyad Ag Ghali, y AQMI, dirigido por el argelino Djamel Okacha, conocido como Yahia Abou al-Hamman.

Tras los reveses sufridos en Irak y Siria, el grupo también ha recibido refuerzos de combatientes derrotados en Levante a través de la ruta libia. Combinando el reclutamiento local, el conocimiento y control del terreno y la no agresión con otros grupos rivales, el EIGS se ha convertido en la fuerza yihadista más formidable del Sahel, especialmente en la zona de la triple frontera. Todos los expertos coinciden en que el grupo terrorista sigue siendo capaz de llevar a cabo en cualquier momento una operación tan espectacular como la de Inatès en Burkina Faso, Malí o Níger.