Conflictos entre la GATIA y el AMC: Cuando la MINUSMA y las fuerzas francesas Barkhane cabalgan por el AMC

Conflictos entre la GATIA y el AMC: Cuando la MINUSMA y las fuerzas francesas Barkhane cabalgan por el AMC

Youssouf Sissoko

Las llamadas fuerzas de estabilización presentes en Malí participan activamente en la partición de Malí. Su presencia suscita hoy muchos más comentarios, preguntas y a menudo irritaciones que respuestas, hasta el punto de que el CMA, partidario de la independencia de Azawad mediante la partición de Malí, es más apoyado, casi mimado que el pobre GATIA, que sin embargo lucha por la unidad y la integridad territorial de Malí que su mandato les obliga a garantizar.

¿Hasta cuándo acatarán El Hadj Gamou y sus tropas este dictado de la comunidad internacional, que les está privando de una vida en su propia tierra? ¿Y durante cuánto tiempo seguirá también el ejército maliense aceptando los hechos sin reaccionar? Con estos enfrentamientos, ¿los acuerdos de Niamey ya no son válidos? ¿Volverán a capitular las autoridades ante la presión de la comunidad internacional? ¿La sociedad civil mundial, más dispuesta a aceptar invitaciones a cenar en Koulouba que a defender a su país, permanecerá muda ante el maquiavélico plan de partición del país?

La resolución unilateral de los diversos enfrentamientos armados entre el GATIA y el CMA, que han causado tantos muertos en ambos bandos, es una prueba tangible de la predilección de las fuerzas extranjeras, entre las que destaca Francia y su fuerza Barkhane, por el CMA. Al pedir al GATIA que abandone la ciudad de Kidal, como había hecho con Ménaka y Anéfis, donde sigue siendo la etnia mayoritaria, para dejar la gestión de las ciudades del norte únicamente en manos de la AMC, está muy claro que la MINUSMA y Barkhane se han convertido en fuerzas de ocupación y desestabilización más que de paz. No son equidistantes entre el GATIA y el CMA e incluso están en el origen de las tensiones renovadas.

Los enfrentamientos entre el CMA y el GATIA se produjeron pocos días después de la firma en Niamey (Níger) de los acuerdos comunitarios para el reparto de funciones en la gestión de Kidal entre los grupos rivales. Estos acuerdos, que debían evitar conflictos fratricidas entre los dos grupos, se hicieron añicos tras los últimos enfrentamientos mortales en Kidal, que causaron innumerables pérdidas humanas y materiales en ambos bandos. ¿Qué ha podido provocar este recrudecimiento de la violencia entre los dos grupos? Según algunos testigos contactados por teléfono sobre el terreno, la gestión de los puestos de control es el origen de los enfrentamientos. Elementos del GATIA se quejan de que se les excluye de la gestión de estos puestos de control a la entrada de la ciudad de Kidal y, sobre todo, de que la CMA controla todos los fondos generados por estos puestos de control, especialmente las donaciones de las organizaciones humanitarias. Por ello, el GATIA solicitó que se le asignaran los dos puestos de control de entrada a Kidal desde Argelia.

Esto parece haber reavivado las tensiones, ya que el CMA ve cortada una parte de su fuente de ingresos. Pero la gota que colmó el vaso fue la muerte de dos combatientes del GATIA al ser tiroteados por combatientes del CMA. Los enfrentamientos que siguieron fueron inusualmente violentos. Para apagar el incendio, la MINUSMA y Barkhane pidieron a todos los grupos armados que regresaran a sus respectivas bases. El GATIA cumplió, pero el CMA, su protegido, permaneció en la ciudad a la vista de las mismas fuerzas. En respuesta a esta parcialidad por parte de la comunidad internacional, el general Gamou, comandante en jefe del GATIA, puso las siguientes condiciones: el regreso inmediato de sus combatientes a Kidal junto a sus hermanos del CMA para cogestionar la ciudad. La aplicación inmediata de los acuerdos comunitarios de Niamey sobre el reparto de funciones en la gestión de Kidal. También en este caso, el GATIA critica a las autoridades malienses y a las fuerzas extranjeras por haber favorecido al CMA en el nombramiento de gobernadores y prefectos en las regiones del norte. Para el general Gamou, sólo los acuerdos comunitarios de Niamey deben corregir esta injusticia sufrida por los Imghads, la tribu tuareg mayoritaria del norte, antaño considerados vasallos por la minoría Ifoghas, hoy amos del AMC.

En definitiva, se espera de las fuerzas extranjeras un mayor compromiso con Malí, su unidad y su integridad, pero también y sobre todo una mayor neutralidad para no prestarse a las críticas de la opinión pública, que piensa, con razón o sin ella, que la MINUSMA y Barkhane son los brazos de Francia para hacer realidad su viejo sueño de crear un Estado sahelo-sahariano (OCRS), proyecto que sigue siendo obra de una ley francesa que no ha sido derogada.