El Gobierno burkinés asegura que no se trata de una negociación con los grupos terroristas armados
El Gobierno de Burkina Faso anunció este martes la creación de comités locales para impulsar el diálogo con los yihadistas que realizan recurrentes ataques en este país africano desde 2015. “Se trata de iniciativas endógenas que fomentan el regreso de jóvenes burkineses que se unieron a grupos terroristas armados y que ahora desean dejar las armas”, explicó en una rueda de prensa el ministro de Estado encargado de la cohesión social y la reconciliación, Yéro Boly.
“Son iniciativas que aportan la esperanza del retorno de la paz en las zonas afectadas, a través de la reconciliación intercomunitaria e intracomunitaria”, agregó el ministro. Según Boly, los comités locales ya están en marcha en algunas de las localidades más afectadas por el yihadismo en el norte del país.
“Son jóvenes combatientes armados quienes han pedido dialogar con los jefes tradicionales y líderes religiosos de sus localidades”, explicó Boly en declaraciones recogidas por el medio local “Le Faso”. Boly precisó que estos comités locales están apoyados por el Gobierno, “pero no es él quien dialoga”.
“No se trata de una negociación entre el Gobierno de Burkina Faso y grupos terroristas armados”, clarificó el ministro.
Para que los logros de estos diálogos se consoliden, el Ejecutivo burkinés ha decidido crear la Coordinación Nacional de Mesas Locales de Diálogo para la Restauración de la Paz que estará a cargo de un coordinador nacional “elegido en atención a su experiencia y acreditada calidad profesional”.
Según explicó Boly, los yihadistas que acepten deponer las armas se beneficiarán del apoyo estatal para su reinserción social, se les ofrecerán actividades profesionales en la ganadería o la agricultura y podrán optar a quedarse en sus localidades de origen o cambiar de residencia.
La semana pasada, el líder golpista y presidente de transición de Burkina Faso, el teniente coronel Paul Henri Damiba, aseguró en un encuentro con la prensa local que estaban dispuestos a dialogar con los terroristas burkineses que deseen dejar las armas para alcanzar la paz y explicó que el diálogo tendría como objetivo su desarme y reintegración.
“Si matar pudiera traer la paz a Burkina Faso, el problema del terrorismo se habría resuelto hace mucho tiempo”, argumentó al reconocer que las cifras hechas públicas de yihadistas neutralizados “están muy por debajo de la realidad”. Según el último boletín mensual de información sobre las operaciones de seguridad del territorio nacional, en el período del 15 de marzo al 15 de abril más de un centenar de yihadistas han sido neutralizados por el Ejército burkinés.
Burkina Faso sufre reiterados ataques yihadistas desde abril de 2015, realizados por grupos ligados tanto a Al Qaeda como al Estado Islámico. La región de Burkina Faso más golpeada por la inseguridad es la de Sahel (norte), que comparte frontera con Mali y Níger, aunque el yihadismo también se ha expandido a otras áreas vecinas, y, desde 2018, a la región Este del país.
En noviembre de 2021, un ataque contra un puesto de la Gendarmería causo 53 muertos (49 gendarmes y 4 civiles), lo que generó un gran descontento social que se tradujo en fuertes protestas para exigir la dimisión del presidente burkinés, Roch Marc Christian Kaboré. Unos meses después, el pasado 24 de enero, los militares tomaron el poder en un golpe de Estado (el cuarto en la región de África occidental desde agosto de 2020) y depusieron al presidente.
La inseguridad ha ocasionado que el número de desplazados internos en Burkina Faso ascienda ya a 1,7 millones de personas, según los datos del Gobierno.