Francis G. Nazario
Consultor independiente, Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de París – Nanterre (Francia).2004, ex embajador y ex funcionario de las Naciones Unidas.
La protección de los civiles en las zonas de conflicto es un principio fundamental del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos. En Sudán, país asolado por devastadoras luchas internas y una violencia generalizada, la salvaguarda de los civiles se ha convertido en una preocupación acuciante. El conflicto en curso ha provocado desplazamientos masivos, violaciones de los derechos humanos y crisis humanitarias. Es imperativo que la comunidad internacional y todas las partes interesadas den prioridad a la protección de los civiles para evitar más sufrimiento y garantizar el retorno de una paz sostenible. Si no se actúa con decisión y rapidez, podrían producirse más violencia, desplazamientos y pérdidas de vidas humanas. Todas las partes interesadas (Naciones Unidas, Unión Africana, Liga Árabe e IGAD) deben realizar esfuerzos concertados para actuar de forma más coordinada en favor de la seguridad de los civiles en Sudán.
El conflicto ya ha tenido graves repercusiones en la población civil, especialmente en las mujeres y los niños, que suelen ser los más vulnerables en tiempos de crisis. El uso de la violencia indiscriminada, incluidos los bombardeos aéreos, los ataques terrestres y los ataques contra la población civil, ha causado víctimas y desplazamientos generalizados. La población civil ha sido objeto de detenciones arbitrarias, violencia sexual, desplazamientos forzosos y otras graves violaciones de sus derechos. La falta de acceso a servicios básicos como la atención sanitaria, la educación y el agua potable ha agravado aún más el sufrimiento de la población civil. El carácter prolongado de los conflictos en Sudán también ha obstaculizado el desarrollo y el crecimiento económico, perpetuando los ciclos de pobreza e inestabilidad. Las poblaciones desplazadas se enfrentan a la inseguridad alimentaria, la desnutrición y el acceso limitado a oportunidades de subsistencia, lo que agrava su vulnerabilidad. La presencia de grupos armados y milicias agrava aún más los problemas a los que se enfrentan los civiles, ya que a menudo se ven atrapados en el fuego cruzado y son objeto de abusos contra los derechos humanos por parte de múltiples actores.
Dificultades para proteger a los civiles
A pesar de la obligación legal de proteger a la población civil en los conflictos armados, en Sudán existen numerosos problemas para aplicar eficazmente esta protección. La falta de rendición de cuentas por las violaciones de derechos humanos y la impunidad de los autores han perpetuado una cultura de violencia y abusos. La proliferación de armas y la fragmentación de los grupos armados han dificultado el cumplimiento del derecho internacional humanitario y de las normas de derechos humanos. El acceso limitado de las organizaciones humanitarias a las zonas afectadas por el conflicto, debido a problemas de seguridad y otros impedimentos, ha dificultado la prestación de asistencia vital a los civiles necesitados. La politización de la ayuda y las restricciones al acceso humanitario por parte del gobierno han agravado aún más la crisis humanitaria. Además, los conflictos en curso han obstaculizado los esfuerzos para proteger a los civiles y promover una paz duradera.
La situación se ve agravada por la presencia de milicias y grupos armados que operan con impunidad, atacando a civiles y perpetrando atroces actos de violencia. La ausencia de un gobierno operativo capaz de proporcionar seguridad y protección a sus ciudadanos ha dejado a los civiles a merced de grupos armados y elementos criminales. Sin una intervención exterior, es probable que la situación se deteriore aún más y desemboque en una crisis humanitaria en toda regla. Dada la gravedad de la situación en Sudán, corresponde a la comunidad internacional intervenir y proporcionar protección a los civiles en peligro. Las Naciones Unidas, las organizaciones regionales y los distintos países deben colaborar para garantizar la seguridad de las poblaciones vulnerables de Sudán. Deben intensificarse los esfuerzos diplomáticos para presionar a todas las partes implicadas en el conflicto para que respeten el derecho internacional humanitario y cesen todas las hostilidades contra civiles.
Las agencias de ayuda humanitaria deben tener acceso sin trabas para prestar asistencia vital a los necesitados. Esto incluye el suministro de alimentos, agua, refugio y atención médica a las poblaciones desplazadas. La comunidad internacional debe apoyar también los esfuerzos para fortalecer el Estado de derecho y promover la rendición de cuentas por las violaciones de derechos humanos cometidas en Sudán. Los autores de atrocidades deben rendir cuentas de sus actos para evitar nuevos abusos. Si no se toman medidas inmediatas para proteger a los civiles en Sudán, es probable que la situación se convierta en un desastre humanitario en toda regla. Los desplazamientos masivos, el hambre generalizada y el aumento de la violencia podrían provocar una catastrófica pérdida de vidas e indecibles sufrimientos para la población. La comunidad internacional no puede permitirse quedarse de brazos cruzados mientras civiles inocentes sufren las consecuencias del conflicto y la violencia. Protegiendo a los civiles en Sudán, la comunidad internacional puede ayudar a prevenir una catástrofe humanitaria y salvar innumerables vidas. Es crucial que todas las partes interesadas trabajen juntas para abordar las causas profundas del conflicto, promover el diálogo y la reconciliación, y garantizar que los civiles están protegidos de cualquier daño. Ahora es el momento de actuar antes de que sea demasiado tarde
El papel de la comunidad internacional
La comunidad internacional desempeña un papel crucial a la hora de apoyar los esfuerzos para proteger a los civiles en Sudán. La presión diplomática, las sanciones selectivas y el compromiso con todas las partes en conflicto son herramientas esenciales para promover el respeto del derecho internacional humanitario y los derechos humanos. Las Naciones Unidas y organizaciones regionales como la Unión Africana tienen la responsabilidad de vigilar e informar sobre los abusos contra los derechos humanos, facilitar el diálogo entre las partes en conflicto y apoyar las iniciativas de consolidación de la paz. Las organizaciones humanitarias desempeñan un papel vital en la prestación de asistencia a las poblaciones afectadas por conflictos y en la defensa de la protección de los civiles. Deben tener acceso sin restricciones para prestar ayuda y vigilar las violaciones de los derechos humanos para garantizar que los civiles están protegidos de cualquier daño. Los países donantes deben aumentar su apoyo a las operaciones humanitarias en Sudán para atender las necesidades urgentes de las poblaciones vulnerables y reforzar la capacidad de recuperación de las comunidades afectadas por el conflicto.
En conclusión, la protección de los civiles en Sudán es un imperativo crítico que requiere esfuerzos concertados de todas las partes interesadas. La comunidad internacional debe ejercer una presión significativa sobre ambas partes beligerantes para que permitan el acceso sin trabas de las agencias humanitarias y protejan a los civiles. La comunidad internacional debe cumplir sus obligaciones de prevenir y mitigar los abusos contra los derechos humanos, exigir responsabilidades a los autores y apoyar los esfuerzos de consolidación de la paz. El gobierno sudanés debe dar prioridad a la protección de la población civil, facilitar el acceso de la ayuda humanitaria y trabajar por una paz sostenible. Si abordamos las causas profundas del conflicto, promovemos el respeto del derecho internacional humanitario y garantizamos la seguridad y el bienestar de los civiles, podremos allanar el camino hacia un futuro más pacífico y próspero para todo el pueblo sudanés.