La desaparición del río Sahibi: una advertencia desde Delhi para la planificación urbana en Pune

El proceso de urbanización desmedida ha transformado radicalmente los paisajes hídricos de las ciudades indias, llevando a la desaparición de ríos ancestrales que alguna vez sustentaron comunidades enteras. El río Sahibi en Delhi, hoy reducido a un canal de aguas residuales, es un ejemplo alarmante de esta dinámica. Este artículo analiza las causas de su extinción, sus implicaciones sociales y ambientales, y las lecciones que ofrece para ciudades como Pune, donde otros ríos enfrentan amenazas similares

El rio Sahibi a su paso por Delhi. Foto: AP

La creciente presión de la urbanización sobre los recursos hídricos ha desencadenado una crisis silenciosa pero devastadora en muchas ciudades del sur de Asia. Entre los casos más representativos se encuentra el del río Sahibi en Delhi, cuya historia de deterioro y extinción constituye una advertencia contundente sobre los peligros de la planificación urbana desarticulada con la ecología. El caso del Sahibi, documentado recientemente por la organización Parisar —con sede en Pune y dedicada al desarrollo sostenible—, no solo pone en evidencia la negligencia institucional frente a los ecosistemas fluviales, sino que también ofrece lecciones cruciales para otras ciudades en crecimiento, como Pune, donde ríos como el Mula y el Mutha ya muestran síntomas preocupantes de degradación.

El río Sahibi, también conocido en épocas antiguas como el Drishadvati, era un río estacional que nacía en las colinas Aravalli, en el actual estado de Rajastán, y fluía hacia el este hasta desembocar en el río Yamuna. Su cauce recorría paisajes agrícolas y comunidades rurales que dependían directamente de sus aguas para el riego, la ganadería y la vida cotidiana. En los mapas del siglo XIX, como el elaborado en 1807 durante la administración colonial británica, el curso del río aparece señalado como “Sabi Naala1807”, lo que indica que ya para esa época comenzaba a ser degradado, aunque aún se mantenía como un curso de agua reconocible.

Durante siglos, el río fue parte integral del paisaje ecológico y cultural del norte de India, siendo mencionado incluso en textos védicos como una de las antiguas corrientes sagradas. Sin embargo, este vínculo ancestral entre el ser humano y el agua comenzó a fracturarse con el avance de la urbanización y la transformación del entorno rural en zonas metropolitanas. La rápida expansión de Delhi a lo largo del siglo XX, impulsada por políticas de industrialización y crecimiento poblacional, llevó a una ocupación intensiva del suelo, la construcción de infraestructura vial, asentamientos urbanos y zonas industriales en las proximidades del cauce del Sahibi. Este proceso se dio sin una visión holística de sostenibilidad hídrica, ignorando tanto el papel ecológico del río como su función como corredor natural de drenaje y recarga freática.

El rio Sahivi – recorrido. Imagen: Google Maps

La situación se agravó particularmente tras las severas inundaciones de 1977, que motivaron al gobierno a construir el dique de Masani sobre la carretera Delhi-Jaipur, cerca del pueblo de Masani en el distrito de Rewari. Este fue el primero de varios proyectos de ingeniería hidráulica orientados a controlar el flujo del Sahibi para prevenir desbordamientos en áreas urbanas. Sin embargo, el efecto acumulativo de estos embalses, muchos de ellos construidos en Rajastán, fue la interrupción total del flujo hídrico del río aguas abajo. Lo que antes era un curso estacional de agua dulce, se convirtió paulatinamente en un canal seco que hoy solo transporta aguas residuales domésticas e industriales.

La organización Parisar, en colaboración con investigadores como el Dr. Rajendra Ravi, ha documentado cómo el trazado físico del Sahibi permanece visible en la tierra, pero completamente despojado de su función ecológica. En lugar de agua limpia, el cauce se ha convertido en una cloaca que arrastra contaminantes hacia el lago Najafgarh, uno de los humedales urbanos más importantes de Delhi, a través del cual históricamente el Sahibi se integraba al Yamuna. Esta transformación de un río vivo en una tubería de desechos refleja un patrón recurrente en las metrópolis del sur global: la reducción de los ríos a canales de drenaje sin función ecológica ni reconocimiento legal como cuerpos hídricos.

La investigación de Parisar revela que esta crisis no es un fenómeno aislado, sino parte de una tendencia más amplia en la que los ríos urbanos son sacrificados en nombre del desarrollo. En Pune, por ejemplo, los ríos Mula y Mutha enfrentan un destino similar, con embalses en sus nacientes, urbanización acelerada en sus cuencas y una creciente descarga de contaminantes. Según Ranjit Gadgil, director del programa en Parisar, la construcción de paseos ribereños (riverfronts), promovida como solución estética y turística, en realidad no aborda los problemas estructurales de contaminación e inundaciones, y puede incluso agravarlos al restringir aún más los cauces naturales de los ríos.

Desde el punto de vista institucional, la falta de planificación hidrológica a largo plazo es uno de los factores más críticos. Como subraya el Dr. Ravi, las autoridades rara vez consideran de forma integrada cómo entra el agua a una ciudad, cómo se distribuye, se utiliza, se trata y eventualmente se reincorpora al ciclo natural. Esta visión fragmentaria ha dejado a los ríos sin defensores efectivos, a merced de intereses inmobiliarios y decisiones cortoplacistas. En el caso del Sahibi, la negligencia ha sido tal que, pese a las numerosas sentencias judiciales y mandatos del Tribunal Nacional Verde (NGT), el reconocimiento legal del río y su restauración siguen sin concretarse plenamente.

No obstante, existen señales de un posible cambio de rumbo. La oficina del teniente gobernador de Delhi ha anunciado una asignación presupuestaria específica para la recuperación del Sahibi, y se han esbozado planes para su restauración ecológica. Sin embargo, como advierte el equipo de Parisar, estas promesas deben ser verificadas mediante trabajo de campo riguroso y documentación sistemática. En ese sentido, se está elaborando una publicación detallada que incluirá una cronología de las intervenciones legales, los compromisos presupuestarios, las acciones institucionales y el estado real del río, acompañada de material visual que dará cuenta de la etnografía de un río muerto.

En síntesis, el caso del río Sahibi no solo es una tragedia ecológica, sino también una advertencia urgente para los planificadores urbanos, ambientalistas y autoridades municipales. Nos recuerda que un río no desaparece de un día para otro: muere lentamente, víctima de decisiones acumulativas que anteponen el interés económico inmediato al bienestar ecológico a largo plazo. Para ciudades como Pune, que aún cuentan con ríos funcionales, el momento de actuar es ahora. La historia del Sahibi debe servir no como una anécdota lejana, sino como un espejo que refleja las consecuencias de ignorar la interdependencia entre urbanismo y naturaleza.

Por Instituto IDHUS