Los refugiados burkineses en Malí se enfrentan a unas condiciones de vida terribles

Los refugiados burkineses en Malí se enfrentan a unas condiciones de vida terribles

Los refugiados burkineses que han huido de la violencia en su país se encuentran en una situación cada vez más alarmante en el centro de Malí, cuando la temporada de carestía alcanza su punto álgido. El Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) da la voz de alarma y pide una acción internacional urgente.

Redacción Mondafrique

Desde enero de 2024, se han registrado más de 20.000 refugiados burkineses en el círculo de Koro, en el centro de Malí, según una evaluación conjunta llevada a cabo por el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) y sus socios. Esta cifra no deja de aumentar, y todavía hay muchos más refugiados a la espera de ser registrados.

Esta afluencia masiva está ejerciendo una enorme presión sobre las comunidades locales, que ya tienen que hacer frente a un número cada vez mayor de desplazados internos. Los ya limitados recursos disponibles son insuficientes para satisfacer las necesidades de todos, lo que agrava la situación humanitaria en esta región ya de por sí frágil.

Condiciones de vida precarias durante la temporada de escasez

La temporada de escasez, cuando las reservas de alimentos están en su punto más bajo, es la época más difícil del año para las poblaciones rurales de Malí. Para los refugiados burkineses, este periodo es aún más duro. «Los refugiados burkineses se enfrentan a un doble calvario: el desplazamiento forzoso y la inseguridad alimentaria», explica Maclean Natugasha, Director del NRC en Malí.

En Koro, a pesar de la generosidad de las autoridades locales que han ofrecido tierras cultivables a los refugiados, muchos no han podido cultivarlas por falta de recursos. Por lo tanto, la mayoría de estos refugiados dependen totalmente de la ayuda humanitaria, que sigue siendo insuficiente para cubrir necesidades básicas como la alimentación y el alojamiento.

Testimonios de angustia

Los testimonios de los refugiados subrayan la gravedad de la situación. Hamidou, un refugiado que huyó de la aldea de Nodin, en el norte de Burkina Faso, dice: «Huimos sin nada, y ahora estamos luchando por encontrar incluso las necesidades más básicas aquí en Malí. Esperamos que quienes puedan ayudarnos no nos olviden».

Estos conmovedores relatos revelan la urgente necesidad de una intervención internacional. «La resistencia de estos refugiados es admirable, pero no basta para sostenerlos durante la temporada de escasez. La comunidad internacional debe redoblar sus esfuerzos para proporcionar alimentos, refugio y servicios esenciales a los refugiados y a las comunidades de acogida», insiste Natugasha.

Un llamamiento a la solidaridad internacional

El NRC pide un rápido aumento de la financiación humanitaria para cubrir las crecientes necesidades de los refugiados burkineses en Malí. La falta de recursos, unida a las dificultades para acceder a zonas remotas, está obstaculizando gravemente la respuesta humanitaria.

Las cifras son alarmantes: a 15 de julio de 2024, había más de 180.000 refugiados burkineses viviendo en Mali, incluidos 61.490 refugiados registrados. Esta situación convierte a Malí en una de las crisis de desplazamiento más desatendidas del mundo, según el NRC. La comunidad internacional debe actuar urgentemente para evitar una catástrofe humanitaria.