Casi todos los actores de la crisis maliense firmaron el viernes 15 de mayo en Bamako el acuerdo de paz, a excepción de los principales grupos rebeldes afiliados a la Coordination des mouvements de l'Azawad (CMA). La veintena de jefes de Estado africanos y delegados de la comunidad internacional que asistieron a la firma hicieron un llamamiento a los demás grupos para que se adhirieran al acuerdo.
Fiacre Kombo
Representantes del gobierno maliense, de los movimientos armados y de la mediación internacional firmaron en Argel el acuerdo de paz alcanzado en la capital maliense. Tras la rúbrica del acuerdo de paz definitivo el 14 de mayo en Argel, está previsto que todos los protagonistas se reúnan de nuevo en Bamako para firmar oficialmente el documento. Sin embargo, la comunidad internacional, a través de la mediación argelina, puso todo su empeño en que los rebeldes del Norte, en particular el Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA), el Alto Consejo para la Unidad del Azawad (HCUA) y el Movimiento Árabe del Azawad (MAA), pudieran firmar el acuerdo.
Cuando se rubricó el acuerdo en Argel, los miembros del CMA expresaron ciertas reservas antes de poder comprometerse a la firma definitiva. Exigen que el gobierno maliense mantenga nuevas conversaciones sobre cuestiones relativas al estatuto de la región de Azawad, el reparto de la riqueza, la presencia de las autoridades en la región tuareg y la reforma de las fuerzas de defensa y seguridad. En cuanto a la fecha de las próximas conversaciones, no se ha fijado ningún plazo.
Entre la veintena de presidentes africanos presentes en la ceremonia de la firma se encontraban el zimbabuense Robert Mugabe, actual Presidente de la Unión Africana, el marfileño Alassane Ouattara, el ruandés Paul Kagame, el nigeriano Goodluck Jonathan y el ghanés John Dramani Mahama. Todos los líderes africanos presentes el viernes desearon el regreso de la paz a Mali.
El ministro argelino de Asuntos Exteriores, Ramtane Lamamra, que dirigió la mediación, se mostró optimista sobre el éxito del proceso de reconciliación, antes de hacer un llamamiento a la población del norte para que acepte el acuerdo. » Les pedimos que se unan masivamente a este salto de fe colectivo por parte de la nación maliense y de la comunidad internacional, simplemente diciéndoles: pongan fin al derramamiento de sangre, únanse en este magnífico impulso para construir la República de Malí del mañana », declaró.
La misión de la ONU en el país se pronunció en el mismo sentido. Hervé Ladsous, responsable de las operaciones de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas, hizo un llamamiento « a todas las partes para que restablezcan inmediatamente el alto el fuego y reanuden el diálogo para consolidarlo». «Confiamos en que las partes restantes se unan pronto a esta paz para que Mali pueda volver por fin a la estabilidad política y al desarrollo económico y social. Para que este primer paso conduzca al establecimiento de una paz duradera», declaró Hervé Ladsous.
Este proceso de paz es ante todo un asunto maliense. La víspera de la firma del acuerdo, varios centenares de mujeres se manifestaron en Bamako para reclamar la paz y la reconciliación. «Ha llegado la hora de la paz», coreaba Adama Touré, presidente de una asociación maliense, citado por AFP. «Hemos dado un paso importante hacia la paz», explicaba otro dirigente de la sociedad civil.
Tres semanas antes se habían producido violentos enfrentamientos entre las tropas malienses y grupos rebeldes en el norte. El 5 de mayo, soldados malienses fueron blanco de un ataque atribuido a rebeldes afiliados al CMA. Este acuerdo de paz, firmado bajo los auspicios de la mediación argelina, si se aplica, permitirá el regreso a casa de unos 190.000 malienses desplazados y refugiados. La administración maliense, ausente de la región septentrional desde hace casi tres semanas, es esperada con impaciencia por la población de esta parte de Malí.