Sahel: Cómo puede ayudar Türkiye a la OTAN ante los avances de Rusia y China

Sahel: Cómo puede ayudar Türkiye a la OTAN ante los avances de Rusia y China

Mientras muchos países luchan por su influencia en la región del norte y centro de África, esto es lo que podría ocurrir a continuación.

Ihsan Faruk Kilavuz

En la región africana del Sahel, que se extiende desde Senegal en el oeste hasta Chad en el este, la competencia entre el bloque occidental, incluida la OTAN, y el eje Rusia/China es cada vez mayor.

La zona que se extiende por África central cuenta con abundantes recursos naturales subterráneos. Su posición geopolítica estratégica subraya su importancia, lo que ha provocado una pugna entre los actores mundiales por la influencia regional.

Históricamente sometida a la explotación económica y cultural bajo el brutal dominio colonial francés, la región ha sido testigo recientemente de un resurgimiento del sentimiento antiimperialista, reforzado por la retórica panafricanista.

Los nuevos regímenes han conseguido movilizar a la población local explotando los sentimientos antioccidentales y fomentando la conciencia étnica y nacional y los agravios históricos.

Esto se ha manifestado en forma de golpes militares dirigidos por juntas antioccidentales, que han dado lugar a importantes cambios en la gobernanza. Por ejemplo, Estados Unidos se enfrentó a una creciente oposición a su presencia en la región y tuvo que dar un paso atrás.

Tras el golpe militar en Níger en julio de 2023, a pesar de que en un principio se abstuvo de calificarlo de golpe y esperaba cooperar con el nuevo régimen, Washington se vio obligado a cerrar su base de aviones no tripulados en Agadez, valorada en unos 100 millones de dólares, y a retirar unos 1.000 soldados a petición de los nuevos dirigentes.

Del mismo modo, Francia tuvo que retirar su presencia militar de la República Centroafricana, Malí y Burkina Faso debido a la rescisión unilateral de los acuerdos de cooperación militar.

En medio de la agitación, Rusia y China han aprovechado la oportunidad para ampliar su presencia militar, geopolítica y económica en el Sahel.

Esta evolución plantea nuevas e importantes preocupaciones para la OTAN en la región, pues estos actores están llenando rápidamente el vacío estratégico dejado por las potencias occidentales en retirada.

La competencia por los recursos y la situación estratégica de la región se está intensificando, lo que pone en juego el equilibrio geopolítico mundial.

Auge de Rusia y China

El cambio de alianzas dibuja un panorama preocupante para la OTAN. La inestabilidad y las amenazas a la seguridad en la región del Sahel ponen en entredicho los esfuerzos de la OTAN para cooperar con los socios regionales en la lucha contra el terrorismo y las actividades ilegales.

La disminución de la influencia de Francia y Estados Unidos complica la capacidad de la OTAN para alcanzar estos objetivos. Mientras tanto, la creciente influencia de Rusia y China en la región debilita la posición estratégica de la OTAN en África, lo que podría socavar su arquitectura de seguridad global.

En los últimos años el eje Rusia-China se ha centrado cada vez más en la región del Sahel, llenando el vacío dejado por Occidente y planteando un reto político, militar y económico a la OTAN. Moscú y Pekín han aprovechado los sentimientos antioccidentales, los errores de Occidente, los fracasos de los gobiernos regionales y la inestabilidad para reforzar su presencia política y económica.

Rusia se ha forjado una imagen positiva en el Sahel utilizando entidades como el Grupo Wagner y contrarrestando los esfuerzos occidentales por aislarla. Por ejemplo, en 2017, Rusia profundizó su cooperación con la República Centroafricana enviando armas y entrenadores militares para utilizarlos contra los grupos rebeldes.

Wagner actúa como agente principal del Kremlin en el país, proporcionando seguridad, aumentando la influencia política y diplomática de Rusia y garantizando el acceso a lucrativos activos mineros. Del mismo modo, Rusia apoya a los regímenes militares de Malí y Burkina Faso con asistencia en materia de seguridad, respaldo diplomático y operaciones de información.

China, por su parte, ha optado por aumentar su influencia en la región por medios económicos. Pekín invierte en los recursos subterráneos y minerales de la región, como oro, uranio, petróleo, bauxita y otros metales raros. Estas inversiones estratégicas y proyectos de infraestructura no sólo aumentan la influencia de China, sino que también promueven el desarrollo económico.

Especialmente notables son las inversiones chinas en la extracción de uranio en Níger, cruciales para las necesidades de energía nuclear de Pekín. En Sudán, las petroleras chinas contribuyen al crecimiento económico impulsando la producción de petróleo.

En resumen, la creciente presencia de Rusia y China en el Sahel limita la influencia de los Estados miembros de la OTAN y crea resistencia contra los esfuerzos de aislamiento global. Las inversiones económicas de China impulsan la independencia económica de los países del Sahel al tiempo que desafían los intereses estratégicos de la OTAN en la región.

Esta situación tiene el potencial de reducir la influencia de la OTAN y proporcionar una base para que Moscú y Pekín solidifiquen su impacto global.

El creciente papel de Turquía

Aunque la disminución de la influencia de Francia y Estados Unidos en el Sahel ha supuesto una debilidad estratégica para la OTAN en el continente africano, la creciente presencia de Türkiye en la región representa una oportunidad para que la OTAN compense esta pérdida estratégica.

La implicación de Türkiye en el Sahel está creando nuevas oportunidades para los países de la región y para la OTAN.

Ankara ha reforzado recientemente sus vínculos políticos, económicos y militares con la región del Sahel. Se ha convertido en uno de los principales exportadores de armas de la región, reforzando la cooperación militar.

Esto ha contribuido a mejorar las capacidades de seguridad de países como Chad, Burkina Faso y Nigeria, y ha consolidado a Turquía como un socio fiable en la región.

Desde el punto de vista económico, las inversiones y los proyectos humanitarios de Türkiye a través de organizaciones como TIKA, el Instituto Yunus Emre y la Fundación Maarif tienen como objetivo mejorar la calidad de vida de las poblaciones locales.

Estas organizaciones llevan a cabo importantes proyectos en educación, sanidad, infraestructuras y cooperación cultural, aportando beneficios tangibles a la vida cotidiana de la región.

El enfoque de Ankara hacia el Sahel ha sido bien recibido por los gobiernos y las poblaciones regionales. Una de las principales razones es que, a diferencia de sus socios occidentales, Ankara carece de historia colonial y de intenciones coloniales.

Demuestra un enfoque en el que todos ganan y que beneficia a la región, lo que ha aumentado la confianza en su implicación. Los lazos históricos y culturales de Türkiye también permiten a los habitantes de la región contemplarla desde una perspectiva diferente a la de los países occidentales.

En conclusión, este enfoque estratégico ofrece una importante oportunidad para la OTAN. El debilitamiento de la influencia de Francia y Estados Unidos, unido a la creciente presencia de Rusia y China en la región, ha provocado una pérdida de la ventaja estratégica de la OTAN en África.

Sin embargo, el creciente papel regional de Turquía proporciona a la OTAN una plataforma para compensar esta pérdida. Como aliado de la OTAN, Ankara puede apoyar los intereses estratégicos de la Alianza para contrarrestar el eje Rusia-China. Esta evolución podría ayudar a la región y contribuir a su estabilidad.

El autor, Ihsan Faruk Kilavuz, es investigador del TRT World Research Center especializado en derecho internacional de los derechos humanos y conflictos armados.