Nigeria: las causas del deterioro de la situación de los cristianos

Nigeria: las causas del deterioro de la situación de los cristianos

Nigeria está experimentando un recrudecimiento de los ataques étnicos y religiosos, sobre todo en el norte del país. El ataque a una iglesia el domingo de Pentecostés, que dejó más de 50 muertos, es uno de los muchos ejemplos de este aumento de la violencia.

LOUIS-MARIE BONNEAU

En Owo, al sur de Nigeria, el domingo 5 de junio de 2022, en plena misa de Pentecostés, un ataque contra una iglesia dejó al menos 50 muertos. El 13 de mayo, una joven cristiana murió apedreada y quemada tras ser acusada de blasfemia. Estos asesinatos no son aislados, ya que la ONG Open Doors contabilizó 4.650 cristianos asesinados en Nigeria en 2021. Esto representaba casi el 80% de los asesinatos de cristianos en todo el mundo. Del mismo modo, en 2021, la Sociedad Internacional para las Libertades Civiles y el Estado de Derecho (Intersociety) contabilizó 3.000 escolares cristianos, mientras que 300 iglesias y diez sacerdotes fueron atacados. Parece que la situación de los cristianos en Nigeria se ha deteriorado en los últimos años, y que la violencia, inicialmente confinada al Norte, tiende a extenderse también al Sur. Razones étnico-religiosas y la aparente falta de reacción de las autoridades locales podrían explicar estos alarmantes sucesos.

Razones etnorreligiosas

Nigeria, al oeste del continente africano, limita con Chad, Níger, Camerún y Benín. Tiene una población de unos 212 millones de habitantes, de los cuales el 46% son cristianos. El país está marcado por violentos conflictos que, según la ONU, ya se han cobrado la vida de unos 27.000 civiles en los últimos diez años. Las razones étnico-religiosas, que están en parte en el origen de esta situación, están ligadas a la ocupación del territorio. Dos zonas con climas muy diferentes dividen el territorio nigeriano. El norte tiene un clima tropical seco, con una sola estación de lluvias y mucho calor. Este tipo de clima es ideal para la ganadería. El Sur tiene un clima ecuatorial, caracterizado por abundantes lluvias y altas temperaturas durante todo el año. Esto favorece la creación de bosques y manglares en el delta del Níger y las zonas costeras, pero no es propicio para la ganadería. La proliferación de la mosca tsetsé, que mata a los rebaños en el sur de Nigeria, también dificulta la ganadería.

Estas diferencias climáticas dan lugar a patrones demográficos diferentes en el sur y el norte. Los pastores forman pequeños grupos nómadas, mientras que la agricultura requiere más mano de obra y genera una población sedentaria más numerosa. Esto ha contribuido a la creación de dos grupos tribales principales, a menudo con relaciones conflictivas. La explosión demográfica de Nigeria, que según Naciones Unidas alcanzará los 400 millones de habitantes en 2050, está alterando los antiguos equilibrios y exacerbando las tensiones existentes en un país marcado por una gran pobreza, donde la mayoría de los nigerianos vive con unos 2 dólares al día.

Las tensiones religiosas son, pues, una «sobreinfección» de una situación de tensión preexistente. De hecho, el mapa tribal se superpone al mapa religioso, con un norte predominantemente musulmán y un sur cristiano. Esto sugiere que los nigerianos del norte ven a los cristianos como una amenaza demográfica y económica. La presencia de la organización terrorista Boko Haram, por su proximidad a la región del Sahel, y de pastores fulani, intensifica la violencia. La mayoría de los ataques contra los cristianos se localizan en el norte del país, con el objetivo de erradicarlos. La presencia de yacimientos petrolíferos en el sur de Nigeria, que representan el 80% de la economía nigeriana, no parece ser un factor relevante a la hora de analizar estos ataques anticristianos, aunque pueda exacerbar el resentimiento del Norte hacia el Sur.

Falta de reacción de las autoridades locales

En el Sur, los cristianos gozan de libertad de culto, mientras que en el Norte, donde se aplica la sharia, sufren persecuciones y son considerados ciudadanos de segunda clase. La islamización del territorio nigeriano mediante la adopción de la sharia en 12 estados del norte no ayuda a mejorar la situación y favorece este recrudecimiento de la violencia. Frente a esta violencia creciente, el gobierno, y más concretamente su presidente, Muhammadu Buhari, resta importancia a los actos de persecución. Para él, no se trata de una persecución de cristianos en Nigeria, sino de «conflictos entre pastores y agricultores, y no de un conflicto de motivación religiosa causado por actos de terror». El gobierno parece parcial en su análisis de los acontecimientos, sobre todo porque rara vez se detiene a los agresores, y mucho menos se les lleva ante la justicia.

El término «islam» o «islámico» aparece veintiocho veces en la Constitución del país, refiriéndose a los diversos derechos conferidos por la sharia. En cambio, la palabra «cristiano» no se menciona nunca. Parece que esta situación se debe a que el gobierno nigeriano niega los derechos de los cristianos. Por ejemplo, «la enseñanza religiosa cristiana ya no está permitida en algunas provincias del norte. En cambio, los profesores de religión islámica son contratados por el Estado y pagados con fondos públicos», lo que es contrario a la Constitución nigeriana. Estos fondos públicos también se utilizan para construir mezquitas, mientras que a los cristianos se les rechaza repetidamente cuando solicitan comprar «terrenos en los que construir iglesias».

En febrero, el ECLJ alertó al Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre la gravedad de la situación de los cristianos en Nigeria. El 18 de mayo, en el Parlamento Europeo, el eurodiputado Jean-Paul Garraud, del grupo ID, pidió también un debate sobre la cristianofobia, y en particular sobre el caso del joven estudiante nigeriano apedreado y quemado hasta la muerte por islamistas. 244 eurodiputados votaron en contra, impidiendo que el debate tuviera lugar. Tras la masacre de Pentecostés, parece que el Parlamento Europeo empezó a darse cuenta de la gravedad de los hechos al aceptar finalmente celebrar el debate, después de que el grupo ECR también lo solicitara. En mayo, el ECLJ volvió a enviar una declaración escrita al Consejo de Derechos Humanos de la ONU instando a la comunidad internacional a hacer todo lo que esté en su mano para colaborar con Nigeria para poner fin a la violencia y prestar asistencia a los miles de nigerianos desplazados. En 2020, el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) anunció el cierre del examen preliminar de la situación en Nigeria, «tras haber llegado a la conclusión de que existe una base razonable para creer que se han cometido crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad». La siguiente etapa del proceso judicial es la apertura de una investigación. Esperemos que la gravedad de los últimos acontecimientos y su creciente recurrencia aceleren este proceso.