El Sahel, presa de la «somalización» del conflicto en la región

El Sahel, presa de la «somalización» del conflicto en la región

Ataques a bases militares, conflictos entre comunidades, secuestros de candidatos parlamentarios: los últimos acontecimientos en el Sahel ponen de manifiesto el declive de la región.

Leslie Varenne
MondAfrique

Estados fallidos, economía en prebenda, ejércitos nacionales en desbandada, fuerzas internacionales impotentes a pesar de un impresionante despliegue de fuerzas, y poblaciones abandonadas a su suerte: el Sahel se está somalizando.

Ejércitos nacionales duramente golpeados

El 19 de marzo, el ejército maliense volvió a pagar un alto precio. Durante el ataque al puesto militar de Tarkint, al norte de Gao, al menos 30 soldados fueron asesinados por el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (JNIM)* de Iyad Ghali.

En su comunicado de reivindicación, el grupo terrorista se felicitaba por la muerte de «más de 30 soldados tiranos«, la destrucción total del cuartel y detallaba su botín de guerra: ametralladoras, RPG, granadas de mortero, munición y vehículos. En Tarkint, como en cada ataque a establecimientos militares, un verdadero arsenal cambia de manos. Esto llevó a un diplomático europeo destinado en Uagadugú a afirmar que «los ejércitos nacionales y sus aliados (que les ayudan a adquirir material) están armando a los terroristas«.

El 23 de marzo, le tocó al ejército chadiano sufrir un cruel revés: más de 100 soldados murieron en un ataque de Boko Haram en Boma, en la provincia de Lac. Es la mayor pérdida de su historia. También es una muy mala señal. Por su capacidad para operar en el desierto, sus técnicas de combate y el valor de sus soldados, este ejército siempre se cita como ejemplo y se considera el mejor de los países del G5. Si también sucumbiera a los golpes de los grupos terroristas armados, se correría el riesgo de desmoralizar a las tropas africanas, cuya confianza suele ser vacilante. También debilitaría la estrategia francesa, que desde hace varios años se apoya en los soldados de Yamena para determinadas operaciones. En este contexto, estaba previsto desplegar próximamente un batallón de 500 soldados chadianos en la zona de la Triple Frontera. Es muy probable que esta dolorosa noticia cambie la situación.

La guerra dentro de la guerra

Pero en el Sahel, los combates más mortíferos tienen lugar entre comunidades que hasta 2015 convivían pacíficamente. Tras las numerosas masacres cometidas por las milicias contra los fulani, estos últimos decidieron vengarse. En los últimos meses, se ha instalado un ciclo de ataques y represalias: Fulani contra Mossi en Burkina Faso; Fulani contra Dogon en Mali. En Malí, concretamente en el cerco de Bankass (centro), esta violencia está alcanzando su punto culminante. El 22 de marzo, hombres vestidos con uniformes militares burkineses atacaron tres aldeas fulani, Yira, Dien y Dissa, a 80 km de la ciudad de Bankass, matando a 19 fulani. En los diez primeros días de marzo, de nuevo en el cerco de Bankass, 15 aldeas dogon fueron borradas del mapa.

Según un miembro maliense de la comunidad fulani, muy familiarizado con la situación, los fulani utilizan estos ataques para crear un equilibrio de poder que les permita firmar acuerdos de paz locales. Algunos dogon están a favor, mientras que otros se oponen. En ciertas localidades, los primeros se estarían aliando con los peul para hacer ceder a los dogon recalcitrantes, lo que hace que la situación sea tan compleja como ilegible.

Todas estas atrocidades -asesinatos, pueblos incendiados, robo de ganado, cometidas por una u otra de las partes- provocan la huida de la población, engrosando las filas de los desplazados internos. Estas tragedias cotidianas se producen en un contexto de indiferencia incomprensible, absoluta y general. Ni el gobierno maliense ni la misión de mantenimiento de la paz de la ONU (Minusma), una de cuyas principales misiones, cabe recordar, es proteger a la población, han actuado o siquiera reaccionado.

Esta falta de acción da pábulo a la propaganda yihadista, en la que el JNIM* fustiga constantemente al Estado maliense y a las fuerzas extranjeras que califica de «cruzados de la ocupación». También es interesante observar que en su último comunicado, Iyad Ghali habla por primera vez en nombre del «pueblo maliense» y de «sus intereses».

Los terroristas también se enfrentan en Malí

En la región de Mopti y en parte de la región de Ségou, elementos del JNIM* se enfrentan a los del Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS)*. En la última batalla, que tuvo lugar la semana pasada en los alrededores de Nampala, el EIGS* habría sufrido numerosas bajas. Según un observador maliense, lo que está en juego en esta guerra fratricida es una clara división del territorio, ya que el JNIM* quiere conservar el control exclusivo de la orilla izquierda del río Níger.

El panorama no estaría completo sin mencionar todos los muertos y heridos causados por la explosión de IED (artefactos explosivos improvisados). En los últimos días han muerto dos soldados malienses y dos miembros de las fuerzas de paz de la Minusma han resultado gravemente heridos.

Por si fuera poco, el líder de la oposición Soumaïla Cissé y su delegación, en campaña para las elecciones legislativas de este domingo, han sido secuestrados en la circunscripción de Niafunké. La semana pasada, un candidato del partido RPM y sus acompañantes fueron «retenidos» durante 48 horas…