La primera cumbre de la AES supone un alejamiento de Estados Unidos y Francia, pero puede tener como consecuencia una mayor inestabilidad y "aislamiento político" en la región.
A principios de este mes, Níger, Malí y Burkina Faso firmaron un tratado que marcaba su salida de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), integrada por 15 miembros, lo que les encaminaba a formar su propia confederación conjunta: la Alianza de Estados del Sahel (AES).
«Nuestro pueblo ha dado la espalda irrevocablemente a la CEDEAO», declaró Abdourahamane Tchiani en la primera conferencia de prensa de la AES en Niamey. «Ahora nos toca a nosotros crear la confederación Alianza de Estados del Sahel. Es una alternativa a cualquier agrupación regional artificial mediante la construcción de una comunidad soberana de pueblos», subrayó.
Los líderes de los tres Estados dirigidos por juntas asistieron a la cumbre en fatiga militar, que había sido el principal punto de discordia con la CEDEAO, que había suspendido a los tres miembros anteriormente por la falta de un régimen democrático.
En julio de 2023, Tchinai había derrocado en un golpe de Estado al presidente Mohamed Bazoum, elegido democráticamente. Esto ocurrió menos de un año después de que Ibrahim Traoré se hiciera con el poder en Burkina Faso; y Assimi Goïta asumiera el liderazgo en Mali en 2021, en la tercera toma militar del país desde 2012.
«A partir de ahora, decimos, seas de Malí, de Níger o de Burkina, tenemos el mismo destino. Vamos juntos», dijo el primer ministro burkinés, Appolinaire Joachim Kyelem de Tambela, en la cumbre. «Nos corresponde a nosotros tomar las riendas de nuestro destino», añadió.
Los tres Estados poscoloniales han tenido una larga historia de tomas de poder militares desde su independencia del brutal y colonial dominio francés en 1960.
El objetivo declarado de la AES es la cooperación mutua para mejorar la seguridad regional mediante la unión contra las amenazas internas y la lucha contra la injerencia extranjera, en concreto de Francia y Estados Unidos. «África es un continente que ha sufrido y sigue sufriendo por culpa de los imperialistas», declaró el Presidente Traore de Burkina Faso en la cumbre. «Para ellos, los africanos les pertenecemos, nuestra tierra les pertenece. Nunca han sido capaces de cambiar su forma de actuar».
En diciembre de 2022, las últimas tropas francesas desplegadas para combatir a los extremistas religiosos tuvieron que abandonar Níger, tras el golpe de julio, «haciéndose eco de las juntas de los vecinos Burkina Faso y Mali, que rompieron sus antiguos lazos de seguridad con Francia tras los golpes de 2020-2022», afirmaba un informe de Reuters. «Hasta el golpe, Níger había seguido siendo un socio de seguridad clave de Francia y Estados Unidos, que lo utilizaron como base para ayudar en la lucha regional con grupos vinculados a Al Qaeda y Daesh que han matado a miles y desplazado a millones en todo el Sahel y más allá», detalló el informe.
Rusia hizo incursiones en la región durante este tiempo, preocupando a los observadores occidentales. Según Paul Stronski, investigador principal de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, «Moscú se está introduciendo en países como Malí y Burkina Faso y se está aprovechando de los errores de la política occidental, del creciente sentimiento antieuropeo y de los prolongados fracasos de los actores internacionales y locales a la hora de abordar las causas profundas de la inestabilidad regional».
Algunos consideran que la decisión de aislarse de las demás naciones de la CEDEAO es preocupante para el objetivo común de la región de combatir el terrorismo, que lleva años asolando la región. Sólo en 2024, cientos de personas murieron en violentos atentados terroristas.
La Oficina de la ONU para África Occidental y el Sahel, Leonardo Santos Simão, también advirtió de que las tres naciones estarían «renunciando a beneficios clave» concedidos a los miembros de la CEDEAO y de la amenaza para los valores democráticos. El gobierno militar siempre ha «pospuesto el retorno al régimen constitucional y ha desatado el temor a una incertidumbre prolongada», afirmó.
En una reunión celebrada en Abuja (Nigeria), el jefe de la Comisión de la CEDEAO, Omar Alieu Touray, afirmó que los tres no sólo corrían el riesgo de «aislamiento político», sino que podían perder más de 500 millones de dólares en inversiones económicas. «Teniendo en cuenta estos beneficios, es evidente que la desintegración no sólo perturbará la libertad de circulación y asentamiento de las personas, sino que también empeorará la inseguridad en la región», afirmó.