Ante el aumento de los atentados yihadistas en el Sahel, Emmanuel Macron reúne este lunes a los presidentes de cinco países de la región para reforzar la discutida legitimidad de las tropas francesas allí desplegadas y movilizar a los aliados europeos.
Afriquinfos
Además de los presidentes del G5 Sahel (Chad, Níger, Burkina Faso, Mali y Mauritania), asistirán a la cumbre del lunes en Pau (suroeste de Francia) el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, el presidente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
Tendrá lugar al día siguiente del anuncio, el jueves, de las peores pérdidas sufridas por el ejército de Níger en un ataque yihadista: 89 soldados muertos en el campamento de Chinégodar, cerca de Mali, según un nuevo balance anunciado el domingo.
El Presidente francés visitará en primer lugar la base del 5º regimiento de helicópteros de combate en Pau, de donde procedían siete de los 13 soldados franceses muertos en operaciones en Mali en diciembre. Junto con sus homólogos africanos, depositará una corona de flores en su memoria.
La cumbre comenzará por la tarde, a las 16h00 (17h00 GMT), en el castillo de Pau con los presidentes del G5 Sahel, antes de una cena de trabajo en el Parlamento de Navarra con los demás dirigentes internacionales. El centro de la ciudad estará fuertemente vigilado, los coches prohibidos y el acceso de los peatones estrictamente controlado, según la prefectura de los Pirineos Atlánticos.
Los cinco dirigentes habían sido invitados abruptamente a Pau a principios de diciembre por el presidente francés, irritado por las críticas públicas a los 4.500 soldados franceses de la fuerza Barkhane y las declaraciones consideradas ambiguas de algunos de sus ministros.
Al cursar esta invitación, percibida como una «citación» por algunos presidentes sahelianos, Emmanuel Macron había advertido de que pondría todas las opciones sobre la mesa, incluida la de retirar o reducir Barkhane. Sin embargo, el presidente francés aplazó la cumbre un mes después del ataque al campamento de Inates, en Níger, el más mortífero desde 2015 (71 muertos).
El sentimiento antifrancés crece sobre todo en Mali, donde el viernes un millar de personas volvieron a manifestarse en Bamako para exigir la salida de las tropas francesas y extranjeras.
El lunes, París quiere sobre todo obtener una declaración conjunta de los cinco países en la que se subraye que Francia actúa a petición de sus dirigentes, para «relegitimar» su presencia, explica la Presidencia.
«En primer lugar,necesitamos obtener una posición clara de los dirigentes políticos sobre lo que quieren o no quieren», declaró el ministro francés de Asuntos Exteriores. Así lo decidió el sábado la ministra de las Fuerzas Armadas, Florence Parly.
Llamamiento a los europeos
«La reunión será decisiva en la medida en que permitirá poner sobre la mesa todas las cuestiones, todos los agravios y todas las soluciones», declaró a principios de enero el Presidente de Malí, Ibrahim Boubacar Keïta.
Además de sus aspectos políticos, la cumbre de Pau también pretende revisar la estrategia militar contra los yihadistas en una zona del tamaño de Europa, y pedir una mayor implicación de los aliados internacionales, especialmente los europeos.
El Presidente de Níger, Mahamadou Issoufou, tiene previsto lanzar en Pau un «llamamiento a la solidaridad internacional», para que el Sahel y Francia no estén solos en esta lucha contra la «plaga» yihadista.
Francia también está preparando una operación denominada «Tacouba», que reunirá a fuerzas especiales de una decena de países europeos.
París espera que la cumbre de Pau convenza a los europeos reticentes, favorables a la lucha contra los yihadistas en la región pero preocupados por las críticas a Francia.
Otra preocupación son las dudas de los estadounidenses, cuyo apoyo militar en la región es insustituible, explica el Elíseo.
Desde el atentado de Inates, no han cesado los derramamientos de sangre en esta región semidesértica del Sahel, convertida desde 2012 en campo de batalla de varios grupos yihadistas, algunos de ellos afiliados a Al Qaeda o al Estado Islámico.
En Nochebuena, siete soldados y 35 civiles fueron asesinados en Arbinda (Burkina Faso), seguidos el 9 de enero por los 89 soldados nigerinos muertos en Chinégodar, en la frontera entre Níger y Mali.
Se trata de ataques cada vez más audaces, ante los que la fuerza conjunta G5 Sahel, lanzada en 2017, parece impotente.
Los franceses han intensificado sus contraofensivas, pero sus resultados militares no son suficientemente visibles, lamenta la Presidencia.
Según la ONU, más de 4.000 personas murieron en ataques terroristas en Burkina Faso, Mali y Níger en 2019. El número de desplazados se ha multiplicado por diez, acercándose al millón.