Afriquinfos
Un informe publicado este miércoles por la ONG International Crisis Group (ICG), revela que los yihadistas y otros grupos armados están haciendo del oro tr en las minas de oro del Sahel una nueva fuente de ingresos, aprovechando el fracaso de los Estados afectados.
En Malí, Burkina Faso y Níger, «los grupos armados se han apoderado desde 2016 de explotaciones auríferas en zonas donde el Estado es débil o inexistente. Su codicia se ve alimentada por el auge del sector del oro artesanal desde el descubrimiento de una veta sahariana en 2012», escribe esta organización dedicada a la prevención y resolución de conflictos.
Los grupos armados, incluidos los yihadistas, están encontrando en las minas de oro una nueva fuente de financiación e incluso un campo de reclutamiento», afirma el ICG.
Estos tres países se han visto directamente afectados por la propagación de las actividades yihadistas desde el norte de Mali desde 2012. Estas actividades van unidas a conflictos intercomunitarios.
La violencia ha dejado miles de combatientes y civiles muertos. Estos Estados pobres se esfuerzan por hacer frente a la situación, a pesar de la presencia de fuerzas extranjeras y de la ONU, y por controlar vastas extensiones de territorio que también se entregan al bandidaje. Los yihadistas se financian mediante una amplia gama de actividades de tráfico.
Las minas de oro pueden utilizarse incluso como campos de entrenamiento, por ejemplo en el manejo de explosivos», afirma. El ICG subraya la importancia de lo que está en juego, no sólo en términos de seguridad, sino también financieros.
«La producción (de oro) artesanal representa actualmente casi el 50% de los volúmenes producidos industrialmente. Se calcula que alcanza de 20 a 50 toneladas anuales en Malí, de 10 a 30 toneladas en Burkina Faso y de 10 a 15 toneladas en Níger, lo que representa un valor monetario global de entre 1.900 y 4.500 millones de dólares al año», afirma.
«Más de dos millones de personas se dedican directamente al lavado artesanal de oro: un millón en Burkina Faso, 700.000 en Malí y 300.000 en Níger», según la ONG, que estima que el número de empleos indirectos podría ser tres veces superior.
El ICG recomienda a los gobiernos que «reinviertan» en las zonas de extracción de oro, directamente o a través de agentes privados, y que regulen en mayor medida la minería artesanal. Pide a Emiratos Árabes Unidos (concretamente a Dubai), Suiza y China, los «principales importadores» de oro saheliano, que «refuercen el marco jurídico de sus importaciones de oro» para reducir el riesgo de blanqueo de dinero y de financiación de grupos armados.