El negocio del aguacate y cómo las propiedades de su piel pueden convertirlo en el futuro oro verde de la energía
En momentos de incertidumbre económica no hay líder político que no desee tener una gallina de huevos de oro que pueda ir poniendo recursos y generándolos al mismo ritmo que el sistema económico va necesitándolos de urgencia. Los billones de euros y dólares puestos en marcha estas últimas semanas para contrarrestar el impacto negativo del covid-19, o mejor dicho, del cierre de la economía debido a la pandemia mundial, atestiguan que la gallina de los huevos de oro en forma de máquina de imprimir billetes de la FED o de cualquier otro banco central no basta para mantener los mercados y las empresas a flote, debido al intrincado sistema financiero que rige nuestra sociedad y, sobre todo, al pánico humano, notablemente de los grandes inversores, a perder sus fortunas y posesiones, moviendo desesperadamente de un “valor refugio” hacia otro aquello que tienen invertido, sin encontrar respiro para poder dejarlos quietos y estables hasta que pase todo este caos.
Las criptomonedas no han sido ese refugio financiero que sus propulsores prometían o querían hacer ver. El bitcoin no termina de subir tanto como sus inversores esperaban que lo hiciera en estos momentos y el mercado alcista lo tiene complicado para ver esta criptodivisa en los números estratosféricos en los que llegó a estar en 2019. Ni siquiera sus competidores más directos, como el Ether, pasa de los 150 dólares y sigue una correlación subida-bajada ligada a la inestabilidad del mercado criptoeconómico igual que el bitcoin.
El oro se mantiene estable, a mediados de abril cotiza a 1740 US la onza, por lo que, al menos, ahí sí que sus inversores están aguantando, pues todavía la vieja guardia económica cree en el patrón reluciente de este metal como salvaguarda para el dinero, virtual por otro lado, que tienen invertido en él, pero pocos otros valores están teniendo la resistencia que tiene, aunque parezca raro, el mercado de la comida.
En busca del oro verde
Nadie ha mirado índices, o al menos, nadie parece haberse dado cuenta, que el aguacate es el oro verde de este siglo que a principios de Julio del 2019 había aumentado un 130% su precio respecto al año anterior. Millones de kilos se producen anualmente en todo el mundo, aunque una gran parte de la producción que se consume proviene de México y dos o tres países como Chile y Perú que le siguen a la zaga. Tal es así, que hay casi más dinero invertido en mafias para proteger y hacer negocio con las plantaciones de aguacate del que había en tiempos del inicio del mercado del tráfico de estupefacientes en ese mismo país. Curioso que muchos cárteles estén diversificando sus negocios y estén viendo cómo este pequeño fruto, muy variado en nutrientes, se esté convirtiendo en la mejor inversión del momento. Ya veremos si continúa así.
Tanto está aguantando el tirón la compra-venta de aguacates, que ha habido intentos de correlacionar la subida y descenso del bitcoin con el aumento del precio o descenso del mismo. Diferentes analistas de la criptomoneda, desesperados por no comprender las subidas anacrónicas y las caídas inexplicables del precio, la alta volatilidad del mismo y las variaciones de una hora para otra de varios puntos porcentuales, han llegado a hacer gráficas de correlación del BTC con casi todo, y una de ellas, con la del aguacate, que parecía ser la que más se le aproximaba. Curiosa relación y, desde luego, algo que puede dar para pensar.
Pero no, no creemos que, en este caso, la correlación del precio de este fruto sea lo que esté influyendo en el precio de las criptomonedas y estamos en este artículo hablando del fruto, aunque impacte hipotéticamente en todos esos otros ámbitos. La cuestión es, ¿por qué el aguacate es ahora uno de los valores más cotizados del mercado y por qué está pasando tan desapercibido para todos?
Una creación sigilosa de un futuro monopolio
Básicamente porque las grandes empresas productoras del mismo así lo desean, y las grandes compañías alimentarias así lo están ocultando. Se está produciendo una enorme concentración de pequeños productores en cooperativas, nada nuevo ni extraño, pero si a un ritmo poco usual. En menos de 2 años, de varios cientos de miles de pequeños productores con pocas hectáreas cada uno, que producían principalmente un fruto destinado a un consumo local y nacional, estamos pasando a solo unos pocos cientos y en breve a solo unas pocas decenas, con máximo tres o cuatro empresas multinacionales como Calavo Growers o West Park Avocado comprándoles toda la producción y haciéndose con el control del mercado casi total de este fruto.
¿Qué tiene entonces el aguacate que vale tanto? ¿Por qué ese interés? ¿Qué valor puede tener más allá del valor nutricional y en el mercado de la alimentación? El secreto reside en que la piel del aguacate puede ser el sustituto de alguno de los elementos usados ahora mismo para crear biofuel, es decir, gasolina a partir de restos orgánicos. Con la caña de azúcar, los cereales y el betabel (remolacha de azúcar) y materias usadas hasta ahora en constante decrecimiento, debido al impacto ecológico que su siembra ha tenido en países como Brasil, Indonesia, y otras naciones donde se han talado grandes extensiones de selva para plantar caña que sirviera como materia prima para el biodiesel y combustibles derivados, se está descubriendo que de la cáscara del aguacate podemos sacar un compuesto aceitoso de similares características que, dado el caso, puede refinarse para terminar sustituyendo a los actuales en el lucrativo mercado de los biocombustibles.
Con el petróleo en descenso, se buscan alternativas
Esto resulta cada vez más atractivo especialmente ahora, que el petróleo está sufriendo una enorme crisis y que los miembros de la OPEP más Rusia y Estados Unidos, se las están viendo crudas para mantener los precios del barril por encima de un mínimo que asegure la estabilidad de sus presupuestos nacionales, en algunos casos, tremendamente dependientes del crudo. Solo en Arabia Saudí necesitan un precio por barril de aproximadamente 85USD para que ese equilibrio presupuestario se lleve a cabo, y países como Nigeria no pueden subsistir de ninguna manera si el precio del petróleo que exportan se mantiene en los niveles actuales de 30 dólares durante mucho tiempo.
Así que aquellas empresas que se han dado cuenta que el mercado de los biocombustibles tarde o temprano será lucrativo cuando el consumidor deje de usar combustibles derivados del petróleo, están moviéndose hacia la búsqueda de la siguiente materia prima que sustituirá a la caña de azúcar y demás materias primas actuales, y ese producto, quien lo iba a decir, es el pequeño y sabroso aguacate.
Que su precio suba o baje mucho ahora dependerá de cómo sale el mundo reforzado o debilitado de esta situación de crisis económica que la pandemia del covid-19 está generando. Por lo tanto, es pronto para predecir si vamos a ver un producto que aguantará la embestida de los mercados y el pánico de los inversores manteniéndose realmente en la sombra y fuera de todo radar, excepto, claro está, de los más entendidos y de aquellos analistas que estén especializados en este producto. Pero son pocos, y, por lo tanto, aun no hay gran escrutinio ni el mundo se ha fijado especialmente en que las empresas que compran y venden aguacates son las que más están subiendo su cotización y las que mejor están aguantando los desplomes que se están produciendo por los problemas económicos actuales.
Preparando el terreno para el momento propicio
¿Cómo se podrá comercializar el aguacate si aún no hay mercado para este tipo de biocombustible? No se trata de sacar ahora a la venta y poner a disposición del consumidor en estos momentos un nuevo tipo de combustible, sino de montar el sistema de explotación del producto que lo facilitará en el futuro y consolidar su comercialización y producción en unas pocas manos únicamente, las de estas empresas más importantes del sector, y otras secundarias quizás como Mission Produce o la McDaniel Fruit Company que serán las que están buscando sigilosamente la manera de comprar o coordinar y poner bajo su control todo el proceso de producción, recogida, transporte y distribución mundial del oro verde, como es llamado.
Cuando el monopolio empresarial esté formando, y las cadenas de producción y suministro estén aseguradas, y ninguna otra empresa pueda entrar ya porque no quedarán productores independientes ni zonas productoras del planeta que no hayan sido compradas o estén gestionadas por este mini conglomerado empresarial, es posible que entonces ya se anuncie al mundo la existencia de este nuevo sistema de creación de biocombustible y se empiece a hacer llegar a todas las gasolineras poco a poco, a medida que se facilita que los nuevos motores de todos los vehículos sean compatibles con el mismo. Y es que, a la vez que el mundo se mueve hacia un modelo de transporte basado principalmente en el vehículo eléctrico, la falta de puntos de carga y la limitada capacidad de las baterías todavía hacen inviable una sustitución 100% rápida y eficaz del coche de gasolina hacia el coche eléctrico, con lo que hay un filón de mercado en un combustible de transición que estas empresas han descubierto y van a tratar de aprovechar.
Un proceso a un par de años vista
¿Cómo y cuándo veremos esta transición y esta puesta en marcha de este tipo de biocombustible? A dos años vista, creemos, según nuestro análisis en el IDHUS, por la rapidez con la que se están dando los contratos de compra venta de granjas y producciones de aguacate y cerrando poco a poco el control de las empresas principales sobre los pequeños productores del planeta, en Latinoamérica principalmente, pero también en lugares como Indonesia, otro productor del fruto. Producir biocombustible de aguacate no será difícil pues se ha de simular y repetir el mismo proceso que ahora se usa para destilarlo de la planta de la caña de azúcar y resto de materias primas, y una vez se vea que el resultado, como las pruebas preliminares han mostrado, es lo suficientemente satisfactorio, se podrá empezar a distribuir primero a pequeñas zonas y ciudades a través de alguna red de gasolineras exclusiva para luego ir ampliando hacia el resto de partes del país, empezando en los Estados Unidos presumiblemente, y, poco a poco, haciéndolo extensivo hacia el resto de países del globo.
¿Nos subimos a la fiebre del oro verde?
Parece buen momento pues para invertir en este tipo de empresas, si es que los análisis de aquellos que puedan tener interés en ello demuestran que es un objetivo fiable y de valor a medio y largo plazo, pues no es nuestra intención dar consejos sobre dónde comprar o vender acciones sino notar que se está produciendo una interesante creación de un mercado monopolizado por estas tres empresas que en el futuro va a tener una amplia repercusión en el sector de los hidrocarburos.
¿Será pues el aguacate el valor refugio en tiempos de crisis?
Así lo creemos, al menos el equipo económico de este instituto en sus simulaciones y predicciones según las dinámicas actuales cree que es uno de los productos que mejor aguantará los vaivenes financieros que en estos momentos se producen y se van a producir en la economía mundial, hasta que consigamos salir de esta crisis creada por el parón económico causada por la pandemia.
¿Hasta dónde llegará el sector empresarial para hacerse con todo el control de toda la producción de aguacate?
Mientras lo hacen en silencio y sin despertar demasiadas habladurías en las oficinas de Wall Street, de inversores mundiales y de empresas competidoras en otros sectores de la alimentación o del transporte, realmente pueden llegar a hacerse con el 100% de esa producción dejando a micro productores que quizás se nieguen a cooperar o firmar contratos con ellos para que vendan los kilos que lleguen a producir al mercado local, pero poco más. Siempre se ha sabido que la ambición de las grandes empresas multinacionales, hablando de forma general, es controlar todo lo que pueden, desde origen hasta el consumidor, el producto que venden, y, por lo tanto, a mayor control de toda la cadena, mayores beneficios, menores riesgos, y si lo haces sin hacer ruido, menor legislación en tu contra, menos ojos vigilándote o menos posibilidades de que otros se te adelanten.
¿Cómo se ha llegado a descubrir estas propiedades en el aguacate?
Un estudio de la Universidad de Exeter, en Cornwall, en Inglaterra, de 1980, descubrió que la piel del aguacate, triturada y mezclada con otros ingredientes, y convertida en combustible al estilo del bioetanol, producía la misma potencia y capacidad de combustión que los combustibles basados en materias naturales existentes en aquel momento. Poco se ha estudiado luego estas propiedades pero algunas empresas y universidades, principalmente mexicanas, empezaron a finales de los años 80 y principios de los años 90 a buscar alternativas a la caña de azúcar, algunos cereales, remolacha de azúcar, etc., como materia prima, por la publicidad negativa que tenía, y sigue teniendo, la destrucción de bosques, selvas y zonas forestales para plantar caña que pudiera ser usada para combustibles y no como comida. En la última década, algunas empresas que han seguido experimentando con otras materias primas para obtener mejores biocombustibles fueron las empresas de alimentación que comercializan precisamente aguacates, y las que vieron la oportunidad de entrar en el sector de la energía produciendo combustible a partir de la piel de los aguacates que llevaban al mercado.
Evidente esto supone un problema. Para que el consumidor final se pueda comer el aguacate en casa, este tiene que venir con piel. No todo el mundo compra ya el guacamole hecho, o no todo el mundo quiere guacamole, que sería el derivado más famoso del aguacate y donde ya puedes comprarlo preparado, pudiendo quedarse la fábrica con la cáscara y usarla para biocombustible. Así que no hay más remedio que producir aguacates pero no sacarlos al mercado como fruta para consumo, sino llevarlos directamente a los procesos de extracción de la piel y, luego, ver que se hace con la fruta en sí que no puede ser aprovechada para nada más que no sea servirla o venderla como parte de platos preparados o, como decimos, como guacamole ya envasado.
Así que el precio del fruto como tal tenderá a aumentar, si esta previsión que delineamos se hace realidad, pues habrá muchas menos unidades disponibles para fruterías y supermercados y millones de ellas irán a parar directamente al depósito de nuestros vehículos, una vez refinados y pasados por el proceso que toca para ello.
Un mercado restringido, pero lucrativo
También somos conscientes que el mercado para vehículos que funcionan con biocombustibles no es un mercado mundial ni extremadamente amplio, aún. La mayoría de coches ahora siguen usando diésel o gasolina, empiezan a haber coches híbridos con motor eléctrico o coches que funcionan con gas licuado, GLP, también derivado del petróleo, pero cuando este último esté o bien desapareciendo, o bien no sea factible producirlo al precio en el que se encuentra ahora, o bien sea tan caro porque se ha inflado artificialmente su coste, que vehículos que puedan funcionar con el bioetanol actual podrán hacerlo con el combustible de aguacate y, habiendo una parte de la población cada vez más concienciada por temas de cambio climático y sostenibilidad ecológica, vamos a ver como al menos entre un uno y un cinco por ciento del mercado total puede derivarse hacia el uso de este biocombustible en una horquilla de unos 10 años a lo sumo.
No es negativo, dirían algunos. Quizás no lo es, estamos de acuerdo en que si es más sostenible plantar y comercializar aguacates que caña de azúcar, si eso consigue evitar una deforestación mayor de nuestras selvas y bosques, y si además conseguimos mover una parte de la población hacia combustibles algo menos contaminantes como paso previo hacia el uso del vehículo eléctrico, entonces parece que esta transición puede ser positiva a medio y largo plazo.
La cuestión es, ¿Qué pasará con el aguacate como fruto para comer? Es decir, para el sector de transportes será, o puede ser, una buena iniciativa. Pero, ¿y para las familias, el sector de la agricultura y la alimentación?
Una nueva fuente de ingresos y un cambio en los productos a cultivar
¿Cuántas familias, granjas, pequeños productores y agricultores cuando vean el filón económico que representa el cultivo y producción de este fruto dejarán todo de lado, arrancarán el resto de cultivos de sus tierras y empezarán a plantar árboles de aguacate sin parar?
Ha sucedido antes y volverá a pasar. Agobiados por el peso de una economía cada vez más competitiva, por la caída de precios y por la presión de las grandes multinacionales, muchos pequeños productores locales raramente cubren costes para poder mantener su actividad funcionando y salir adelante. Es cierto que hay ayudas de gobiernos como los de la UE y de los Estados Unidos que regulan precios y que tratan de mantener el sector de la agricultura protegido hasta cierto punto, pero también es cierto que, aun así, los agricultores y pequeñas explotaciones no siempre consiguen salir adelante con los productos y plantaciones actuales, pues el mercado ya está muy saturado de todo ello y son productos que están disponibles en casi cualquier otra parte del mundo a precios más bajos aún.
Así que, en el momento en el que existe la posibilidad de moverte a un cultivo “nuevo”, entre comillas, porque ha existido desde hace miles de años cuando los aztecas ya lo usaban para sus tradicionales comidas (su nombre “ahuacalt”, significa “testículo”), no es un fruto que haya tenido un crecimiento y expansión tan grande como lo ha tenido la patata, el tomate u otras frutas mucho más expandidas a nivel internacional. Por lo tanto, hay margen de crecimiento en el aguacate y por eso se ha ganado el sobrenombre de “oro verde”, pues realmente se consiguen enormes ganancias actualmente vendiéndolo como lo que es, un fruto y un alimento, así que cuando se empiece a usar para lo que se quiere usar, un nuevo combustible para vehículos, la cosa se puede disparar.
Será cuestión de seguir observando y monitorizando el mercado al respecto, y ver cómo avanza la adquisición y construcción del monopolio que estas empresas están creando sigilosamente, para luego comprobar si tiene éxito el desarrollo del biocombustible de aguacate. Quizás cuando vayamos a la gasolinera a echarlo a nuestro coche, su recuerdo a guacamole nos haga abrir el apetito, y de ahí nos vayamos directamente al restaurante, sino a la frutería, a comprar un par de kilos, para ver que, lamentablemente, nos has costado diez veces más el aguacate en fruto, que la versión líquida que ahora mueve el coche con el que nos desplazamos.